Sentimientos vencidos : comedia en tres actos

SENTIMIE~TOS VE~CIDOS 27 LAURA. ¡Feliz ideal 11ATILDE. Todo fné P,n rni favor. Sor Filotea se percató de los reílejos y al momento me mandó de cortita al encierro. :\ 1 li pena fué horrible al pensae que no podía recibir esta carta estando encerrada, y tan pronto corno Otilia me dejó en el calabozo sol té el llanto, lo n1isrno que el día en que n1amá 1ne tra– jo a este conven to. LAURA. ¡Pobre i\1atilde! l\L\TlLDE. Ahora soy dichosa, ya lo i:.ó. LAUHA. ¿, Y al mismo encierro te I Iegó la ca.rtaf i\fATILDE. (Riéndose). No: en c11anto ~e fueron las visitas e iba a estudiar Pl piano, vino la monja portera y me entregó el paquete de pasteles enviados por mamá ( Gui,1ando el ojo) ... .Alberto. l\te arranqué del piano y vine a devorárn1elos aquí ... ¡Oh, $Orpref:a! al segundo pastel que mnerdo n1e encuen– tro con la carta bien doblacli ta. LAURA. ¡ Que astucia! l\lATILDE. Si solo a él, que es tan habiloso, se le ocurren estas co~as. LAURA. Tuviste suerte para que nadie te viera. 11ATILDE. ¡Qué iban a verme! Yo al momento mo guarrle la carta aqui en el corazoncito . ÜTILIA . Hasta para eso tiene suerte este ma– marracho. LAURA. Siento pasos <Mira hacia una puerta). Vienen llegando Sor Nicéfora y la 11adre Superiora (Se acercan) Arranquémo~:nos ... Dame la carta ... Si nos ven, el alboroto entre las monjas va a ser grande. 11ATILDE. Todo de enYidia. porque el las no tie– nen novio. Toma la carta, guárdala bien. (Salen corriendo.) \

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