Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II

98 Cuadernos de Beauchef 1979-1985 Este período de la dictadura militar es el más conocido y mencionado en la literatura referida a política urbana de Chile. Ello se debe a que, en 1979, se emitió la primera Política Nacional de Desarrollo Urbano del país, que rompió con todo lo que se había venido haciendo en la materia hasta entonces en Chile. En efecto, en esta etapa se pasó de un “Estado controlador” a un “Estado subsidiario” del desarrollo urbano, el cual de- bía practicar el laissez faire , en el marco de una economía de mercado. Así, la política en referencia declaraba, entre otras cosas, que “el suelo urbano no es un recurso escaso”, “el uso del suelo queda definido por su mayor rentabilidad” y “el uso del suelo urbano debe regirse por disposi- ciones flexibles, definidas por los requerimientos del mercado” (MINVU 1979, en Rodríguez Seeger, 2014, p. 188). Si bien con esta política emer- ge un nuevo paradigma, junto con un rol más protagónico de los agentes privados en la construcción de la ciudad, en la práctica esta nueva for- ma de “hacer ciudad” se pone en marcha de manera paulatina, lo cual explicaría que, por estos años, el crecimiento de Santiago fuera menos explosivo de lo que se hubiese esperado. Siguiendo a Petermann, si bien en 1979 las modificaciones al Plan Intercomunal de Santiago significa- ron agregar casi 100.000 ha para el crecimiento futuro de la ciudad a las 40.000 ha ya existentes, mediante “áreas de expansión urbana”, és- tas estaban sujetas a ciertas regulaciones referidas a la subdivisión de los predios y superficies mínimas de éstos, condiciones de edificación y densidad, entre otros. Además, cuando los privados decidían construir, debían considerar también las obras de infraestructura requeridas para urbanizar, pues el Estado, que ahora asumía un rol subsidiario, “no se comprometía a construir obras de infraestructura ni garantizaba su futu- ra incorporación al perímetro urbano” (Petermann, 2006, p. 218). Aunque las regulaciones antes aludidas pudieron haber desincentiva- do, en cierta medida, la construcción de grandes condominios para las clases sociales más acomodadas en la periferia de mejores ingresos de la ciudad, ello no impidió que la ciudad se extendiera hacia la periferia pobre de la misma (principalmente hacia el sur y poniente), a través de una vivienda social que acogió a los habitantes de las erradicaciones de

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