Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II
75 Ciencia, Tecnología y Cultura diendo por más del 80% de las fuentes de energía, sobre todo en re- lación con el sector del transporte (Masieiro, 2011; Queirós y Freitas, 2012). La Unión Europea (UE), por ejemplo, aunque depende de los combustibles fósiles, desde la década de 1990 ha intensificado sus in- versiones en las fuentes de energías renovables, con énfasis en los agrocombustibles. Muchos países han mezclado el etanol o el alcohol anhidro a la gasolina. No obstante, producir ese agrocombustible (en Eu- ropa, denominado “bioetanol”) y el biodiesel, por ejemplo, presupone la expansión del cultivo de materias primas como la remolacha, el trigo, la colza, el girasol, entre otras, que, por cierto, también son fuentes de alimentos (Benetti, 2008; Fargione et al., 2010; Masieiro, 2011; Ribeiro et al., 2015). Así, la propia limitación del stock de tierras agrícolas en la UE para la expansión de los agrocombustibles y la carrera global por fuentes de energía renovables y por alimentos, reverberaron ambas en Brasil. A fines de la década de 1990, la mayor liberalización de la economía para inversiones extranjeras, la estructura agraria concentrada y el desarrollo tecnológico por el que había pasado el circuito productivo del etanol du- rante el PNA concurrían para que Brasil asistiera, según Silva y Fichetti, “a una nueva expansión de los cañaverales, con el objetivo de ofrecer, a gran escala, el combustible alternativo. La plantación avanza más allá de las áreas tradicionales del interior paulista y del nordeste, esparciéndose por los cerrados” (Silva y Fichetti, 2008, p. 98). En lo que se refiere a los agrocombustibles, sobre todo de pri- mera generación (producción de combustible a partir de cultivos agríco- las), Brasil se consolida como el país que dispone de las materias (sue- lo, clima, tierra y agua para la producción de caña, soja, girasol, piñón manso...) y de las técnicas (amplio parque agroindustrial moderno) para generar recursos energéticos derivados de la biomasa. El circuito pro- ductivo de los agrocombustibles en Brasil es reconocido como el “más eficiente del mundo” (Ministério da Agricultura, Pecuária e Abasteci- mento e Secretaria de Produção de Agroenergia, 2006; Hira y Oliveira,
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