Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II

71 Ciencia, Tecnología y Cultura países periféricos y semiperiféricos, pero éstos permanecieron en una condición subordinada en la división internacional del trabajo, al mo- dernizar las infraestructuras de los circuitos productivos tradicionales heredados de la época colonial. Conviene resaltar que un determinado circuito productivo involucra etapas de producción, circulación, distribu- ción y consumo. Al participar en la división internacional del trabajo en una con- dición subalterna, los países periféricos y semiperiféricos presentan difi- cultades en la formación del capital, porque el consumo, motivado por la difusión de la información, inviabiliza la constitución del ahorro interno. Por lo tanto, es necesario exportar más, sobre todo mercancías con bajo valor agregado, para adquirir los bienes de consumo. Otro agravante es que las industrias que fueron instaladas en aquellos países no fueron capaces de crear un gran número de empleos, por el hecho de ser inten- sivas en capital. De ese modo, se observa que el Estado en estos países asumió el papel de “empresario” o, como explicó Marx (1982:869), la “fuerza concentrada y organizada de la sociedad”, cuyo objetivo era (es) “activar artificialmente” el proceso de modernización. Por esa razón, el Estado “se presenta como un aliado del circuito moderno de la econo- mía en los países subdesarrollados. El apoyo que él da a las diferentes modalidades de modernización tecnológica asume los más variados as- pectos” (Santos, 2004a, p. 161). La producción de azúcar era un generador de divisas para Brasil- Portugal. De 1500 a 1822, Brasil, como una colonia de Portugal, dominó la comercialización mundial de ese producto, cuyo valor alcanzara los 300 millones de libras, y sólo en el siglo XVII obtuvo ganancias de 200 millones de libras. En el mismo período, la actividad minera rindió sólo 170 millones de libras (Brasil Açúcar, 1972). Caio Prado (1994, p. 144) llegó a afirmar que Brasil “era don del azúcar”. La economía cañera se constituyó en uno de los sostenimientos del proceso que consustanció no sólo la formación de Brasil, sino que también concurrió sobre todo a los ciclos de acumulación de capitales bajo los auspicios de las potencias ibéricas (Brasil Açúcar, 1972; Szmercsányi, 1979; Andrade, 1994; Mo- raes, 2000; Silva y Fischetti, 2008 y Andrade et al., 2009).

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