Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II

35 Ciencia, Tecnología y Cultura Junto con ser una voz técnica, el Instituto pretendía ser una ins- tancia para fortalecer el prestigio social de la profesión y construir una imagen y un ethos corporativo. Como revelan los diversos testimonios citados, la ingeniería no era considerada una ocupación de prestigio. Al igual que en el caso de los médicos, construir ese prestigio tuvo que ver con las oportunidades del mercado, así como con la transformación de una mentalidad sobre el valor simbólico de la profesión. Crowther ha señalado que en Chile predominó la imagen francesa del ingeniero, ligado a la aristocracia y a la alta administración, y no la imagen nor- teamericana del duro pioneer , orientado hacia la empresa individual (Crowther, 1973, T1, p. 390). La hegemonía social sin contrapeso de los valores aristocráticos, en una sociedad con una estructura social polari- zada y escaso desarrollo de los sectores medios, hacía inviable, a nues- tro juicio, construir el prestigio social de una profesión universitaria en forma autónoma al prestigio que esa misma clase podía otorgarle. Me- dicina e ingeniería requerían ser aceptadas, respetadas y apreciadas por esa clase para consolidarse, obtener recursos públicos en su desarrollo académico y ampliar sus oportunidades en el mercado de servicios, así como para constituirse en un vehículo de ascenso social para aquellos profesionales que no pertenecían originalmente al sector propietario. Los “hijos de” vuelven a jugar aquí un importante rol simbólico. El ejem- plo más destacado y que forma parte del “mito de origen” de la pro- fesión fue el de Domingo Víctor Santa María, hijo del presidente de la República, quien conjugaba una sólida formación profesional, adquirida en gran parte en Europa, con ser miembro de una antigua familia aristo- crática y de gran relevancia política. En menor grado, el caso de Aurelio Víctor Lastarria, hijo de José Victorino, ingeniero también formado en Europa, que contribuyó a crear lazos entre el mundo de la ingeniería y el de la política y del prestigio social. Anteriormente hubo miembros de la profesión de origen aristocrático, pero los mencionados alcanzaron altos puestos y tuvieron una connotación política y social distinta, por- que accedieron a esos cargos en el momento en que la profesión vivía su primer gran despegue en la década de 1880. Así como para los médicos el tema predominante en su primer período de profesionalización fue construir el prestigio de la profesión,

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