Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II

22 Cuadernos de Beauchef El programa de 1853 tuvo serias dificultades para llevarse a cabo, por la vacancia de las cátedras de Puentes y Caminos, Dibujo de Máquinas y Explotación de Minas. Esta última fue suplida por textos que permitieron titularse a los primeros ingenieros de minas. No fue el caso de los ingenieros civiles, cuyo programa demoró en completarse, recibiéndose sólo cuatro en este período. La escasez de profesores re- sultaba crónica, pues quienes estaban en condiciones de ser docentes, chilenos o extranjeros, estaban por lo general también ocupados en las minas o en obras públicas fuera de Santiago. La profesión se hallaba estancada en un círculo vicioso cuyas relaciones de causa y efecto eran discutibles. Por un lado, no tenía un programa de estudios completo que preparara a los alumnos, teórica y prácticamente, para competir con los extranjeros contratados para las grandes obras. Por otro, tenía muy pocos alumnos debido a su carencia de prestigio social y de mercado, y no tenía mercado ni prestigio porque los ingenieros chilenos no estaban suficientemente bien preparados 20 . Para Domeyko, el problema no residía tanto en la falta de mer- cado, cuanto en la dificultad para establecer los estudios, de allí que, a partir de la década de 1860, reforzara su estrategia de contratar pro- fesores extranjeros, becar alumnos chilenos y acentuar el aprendizaje práctico enviando a los alumnos a las grandes obras en construcción, principalmente en ferrocarriles. En 1858, el CU pidió al gobierno la con- tratación de dos profesores extranjeros para las cátedras de Puentes y Caminos y Explotación de Minas 21 . No fue fácil encontrarlos, pues, como señalaba el representante de Chile en Bélgica, “los hombres de algún mérito en estas profesiones encuentran en Europa fácil colocación y muy particularmente en Rusia, Dinamarca y Suecia” 22 . Por medio de un 20 Domeyko señalaba, en comunicación al ministro en 1863, que las ingenierías eran las carre- ras que necesitaban mayor estímulo, porque “ellas tienen que luchar por ahora contra la com- petencia que les hacen los ingenieros extranjeros y contra la desconfianza de la gente del país, que generalmente no puede todavía acostumbrarse a creer que un joven chileno puede ser tan buen ingeniero como un extranjero. Al propio tiempo, los estudios que exige cada una de estas profesiones son muy vastos y dilatados, y los jóvenes que a ellos se dedican son pobres…”, 2 marzo 1863, AME , Vol. 133, s.f. 21 4 de mayo de 1858, AME , Vol. 40, f. 208. 22 AME , Vol. 29, p. 111, f. 316.

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