Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II
16 Cuadernos de Beauchef inglesa en La Serena. Sorprendido por las pérdidas que ocasionaban en Chile las prácticas tradicionales del laboreo de minas y los altos costos de la fundición del mineral del cobre, introdujo adelantos tecnológicos fundamentales, como la instalación de fundiciones de reverbero. Hizo ver al Tribunal de Minería la necesidad de incorporar nuevas tecnologías y formar estudios en el área. El gobierno le encomendó que buscara un profesor para iniciarlos. Lambert, en un viaje a París, se contactó con sus antiguos profesores y fue así como llegó a Domeyko (Villalobos, 1990, p. 86; García, 1987; Ampuero Brito, 1987, pp. 43-45). Este, por su parte, desilusionado de la actividad política como exiliado polaco en París, se había trasladado a la baja Alsacia, contratado por una compañía minera de hierro, para descubrir nuevas minas e instalar una fundición por un sueldo de 1.200 francos. Allí recibió una carta de su antiguo profesor de mineralogía Defrenoy ofreciéndole ser profesor de química y mineralo- gía en La Serena, con un sueldo equivalente a 6.000 francos. Domeyko aceptó de inmediato, movido principalmente por el interés científico de conocer tierras lejanas, Se embarcó a Chile en 1837, con treinta cajones destinados a formar su laboratorio. Llegó directamente a Coquimbo y su sorpresa fue enorme al comprobar las técnicas utilizadas y su total desvinculación de cualquier forma de conocimiento. En Coquimbo no se conocía el arte de los ensayes, relata, había industria y comercio del cobre, pero los dueños de minas vendían el mineral a comerciantes ex- tranjeros o fundidores del país sin conocer su ley. Creían que la minera- logía consistía en buscar filones de plata, oro y cobre, y obtener metales puros a través de la fundición de los minerales extraídos. A pesar de su asombro, Domeyko se explicaba esa ignorancia: “¿Y qué importa que no conocieran la química, la física, las ciencias naturales? La agricultura les daba abundantes cosechas de trigo; la minería, considerables rique- zas en plata y cobre y el comercio libre les abría relaciones con todos los países del mundo” (Domeyko, 1977, T.1, pp. 178-179). Domeyko comprendió que su curso debía adaptarse a las condiciones existentes, abandonó su intención de comenzar por los principios teóricos básicos y comenzó directamente por la experimentación, para mostrarles no sólo a sus alumnos sino a los dueños de minas cuál era el significado práctico y productivo de los conocimientos científicos. Aunque ese era un “traba-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=