Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II
105 Ciencia, Tecnología y Cultura determinados períodos de retorno. De este modo, eventos extremos, como los que actualmente se vinculan con el cambio climático, frecuen- temente no son considerados (Ibíd.) . Estamos así ante instrumentos de planificación territorial ex- cesivamente permisivos, que no toman las precauciones necesarias ante escenarios complejos e inciertos como los que impone el cambio climático en un sistema urbano altamente dinámico como el del AMS. En tal sentido, las proyecciones a 20 o 30 años del desarrollo urbano, realizadas a partir de estos instrumentos, han resultado insuficientes e incluso contraproducentes para la reducción de los riesgos de desastres, por cuanto se han aplicado normas urbanísticas que han contribuido a aumentar la exposición de personas e infraestructura a amenazas po- tenciales (Ibíd. ). Si bien el marco de conceptualización de cómo entender el ries- go y el desastre en Chile ha ido evolucionando, aún queda camino por recorrer. Luego del terremoto y tsunami que afectó al país el 27 de fe- brero del 2010, Chile ha avanzado en varios aspectos relacionados con la gestión de riesgo, tomando como base y guía el Marco de Acción de Hyogo y las propuestas que al respecto ha planteado para el país la Ofi- cina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) . Así, se han implementado importantes cambios al Sistema de Protección Civil, el cual está encabezado por la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, en tanto se ha creado la Plataforma Nacional para la Reducción de Riesgo de Desas- tre para consolidar una cultura preventiva, en la cual participan institu- ciones públicas, privadas y academia. Sin embargo, la institucionalidad sigue demasiado centrada en el desastre, lo que no permite entender que la construcción de escenarios de riesgo es un proceso cotidiano, in- merso en las opciones de desarrollo, que se construye a partir de las ac- ciones que cada actor —por omisión o desconocimiento de las amenazas existentes en el entorno y/o la inadecuada intervención sobre el territo- rio— desarrolla, transformando al proceso de urbanización en su propio “enemigo”, al no adecuarlo a las dinámicas del entorno en el que habita.
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