Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II
104 Cuadernos de Beauchef como es el caso de las áreas del piedemonte de la capital chilena. En efecto, en ellas se combinan peligrosamente el atractivo inmobiliario y las amenazas socionaturales. A partir de un estudio del piedemonte de Santiago (Rugiero de Souza, 2017), se ha podido concluir que la di- námica de expansión urbana y la ocupación de suelo han desarrollado condiciones de riesgo, en tanto los instrumentos de planificación que intervienen en el proceso y que podrían regular tal ocupación, se han adaptado a los intereses individuales de carácter privado para avalar dicha expansión. De este modo, el proceso de urbanización en el pie- demonte de Santiago ha propiciado la expansión urbana hacia sectores catalogados como “áreas de riesgo geofísico”, incrementando el riesgo a partir de amenazas morfodinámicas (inundaciones, procesos de erosión y deslizamientos) y sísmicas (agudizadas en esta zona por la falla San Ramón), aumentando así la exposición de la población. En los instrumentos de planificación territorial de Chile, la defi- nición de “áreas de riesgo” establece las normas urbanísticas que apli- can a los proyectos que se ejecuten en dichas áreas; asimismo, a través de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción, se señala que la autorización para proyectos en tales áreas requiere un nuevo “estudio fundado”, a partir del cual se definirán las acciones que deberán desa- rrollarse para su uso, incluyendo la Evaluación de Impacto Ambiental. Es así como, en este proceso de aplicación del instrumento de plani- ficación, se vuelve a abrir la posibilidad de construir riesgo, ya que las obras diseñadas para mitigar o subsanar la amenaza que define a las “áreas de riesgo” se evalúan en el contexto de cada proyecto, sin un aná- lisis global del entorno, lo que dificulta la evaluación de posibles efectos acumulativos o sinérgicos. Por otra parte, en la práctica, no existe un organismo competente que apruebe dicho estudio. Asimismo, se ob- serva que las medidas de mitigación han contribuido a dar sensación de seguridad a las personas, propiciando la localización de población en las áreas de riesgo. Esta “restricción abierta” que establece la legislación chilena para construir sobre áreas de riesgo se relaciona con la gober- nanza implementada, acorde con el modelo de desarrollo y su correlato normativo, y se agrava con el hecho de que ninguna obra de ingeniería está concebida para hacer frente a eventos realmente extremos o para
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