Los Futuros Imaginados

l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 96 97 Natalia Calderón Llegué a Chile por primera vez en octubre de 2019 al filo de los primeros levantamientos por el des- contento social, político y económico: el hartazgo. No había estado antes en este país, conocía únicamente lo que se escuchaba desde México y el extranjero: por un lado lo que compartían las y los exiliados, gente ge- neralmente con un posicionamiento político de izquierdas, que añora su país al mismo tiempo que es crítico/a con el gobierno; por otro lado, lo que los medios de comunicación se han esforzado en difundir: el supues- to desarrollo que Chile ha logrado en los últimos años, el nivel de vida más alto de Latinoamérica, elogiando el proyecto económico neoliberal del que Chile ha sido el laboratorio durante y después de la dictadura. Durante mi estancia encontré un país insatisfecho, rabioso. La gente con la que conviví no dejaba pasar ocasión sin hablar de temas políticos. Expresaba su descontento a través de fuertes críticas. Desde el punto de vista de la educación y el arte –los campos en los que me desen- vuelvo– pude participar de nutridos debates que, con mucha claridad, buscaban la implicación política de los agentes involucrados: las y los artistas, el profesorado y alumnado, las instituciones públicas y privadas, y el Estado. Y es que como dijo Boa- ventura Santos de Sousa: “La edu- cación tiene un potencial brutal. La misión de la educación es expandir la subjetividad para crear sujetos ca- paces de compartir futuros a pesar de que los pasados no sean compar- tidos” (De Sousa, 4 de nov. 2019, con- ferencia, Universidad de Barcelona). Mi acercamiento al arte, la educa- ¡Indisciplinar(nos) en el arte, hasta que investigar valga la pena! // NATALIA CALDERÓN es Doctora en Artes y Educación de la Universidad de Barcelona, España. Realizó una es- tancia de investigación doctoral en la University of the Arts Helsinki en Finlandia. Actualmente es investigado- ra en el Instituto de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana donde coordina el Seminario Permanente de Investigación Artística (SPIA) e imparte docencia en la Facultad de Artes Plásticas de la misma universidad. Publicó junto a Fernando Hernández La investigación artística. Un espacio de conocimiento disruptivo en las artes y en la universidad. Nuestra obediencia me avergüenza Marina Garcés c a p í t u l o 1 . l a h i s t o r i a e n e n t r e d i c h o ción y la investigación ha sido desde poner en valor la producción de conocimiento. Me he dedicado a investigar qué otros conocimientos se imaginan, cultivan e iluminan de manera conjunta, es decir, en común en las prácticas artísticas; cómo lo hacen y qué consecuencias tienen para las estructuras u ordenamientos del arte y de la universidad, “… asumir que la investigación artística es el pliegue que emerge entre las capas homogeneizantes de la ciencia y la academia, para quebrar los conoci- mientos asumidos y desconfiar de las ideas naturalizadas tanto en las artes como en la Universidad” (Calderón y Hernández, 2019, p. 90). Y a partir de esto, afirmar que “la investigación artística se gesta en la cons- trucción de un espacio común y disruptivo para conocimientos reflexivos que produzcan una revolución, es decir, un nuevo nosotros” (ídem.). Y es que los dualismos cartesianos que dividen razón y emoción, teoría y práctica, etc., nos han marcado profundamente en nuestro hacer y pen- sar. La supuesta libertad artística se siente amenazada cuando desvela- mos su carácter común, y esta libertad debe ser negociada desde valores éticos, metodológicos y epistemológicos para convivir con otros campos. Y por otro lado cuando cuestionamos el mundo académico a través de otros saberes: emotivos, afectivos, transicionales, inestables, intuitivos, se desacreditan nuevas posibles formas de aprendizaje y conocimiento. De este cuestionamiento ha germinado el concepto de indisciplina como una provocación desestabilizante hacia los órdenes naturalizados del pensamiento y la producción de conocimiento. Esta noción se vuelve es- pecialmente problemática si tenemos en cuenta las metodologías disci- plinadas y disciplinarias que las ciencias nos han impuesto como formas únicas de investigación. Hemos aprendido y permitido que el método científico monopolice la validación a través de la especialización, lo que ha terminado por generar una riesgosa homogenización de los saberes. La iniciativa de explorar lo indisciplinario pretende cuestionar nuestros propios marcos de entendimiento, nuestras estructuras de significación y de aprendizaje. A partir de este primer y profundo cuestionamiento, podremos entender por qué la investigación indisciplinada no se en- cierra en los márgenes de lo teórico, lo académico o lo epistemológico, sino que, al cuestionar nuestros propios marcos de significación, intenta comprenderse desde la complejidad de lo pedagógico, lo metodológico, lo político, lo ontológico y lo ético, al mismo tiempo que desde lo sen- sible, lo comprometido, lo vulnerable y lo íntimo. Y es entonces cuando nos permite situarnos en la inestabilidad de poner el cuerpo que no ¡ i n t e r d i s c i p l i n a r ( n o s ) e n e l a r t e , h a s t a q u e i n v e s t i g a r v a l g a l a p e n a ! // natalia calderón

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