Los Futuros Imaginados

l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 58 59 acontecimiento histórico la sensación de un final acaecido es, precisamen- te, el quiebre del progreso. Su acontecimiento es, además, como si su es- critura, su archivo y su preservación se inscribiera en un continuo presente: ahora mismo, pues al tiempo que se inscribe resuena la calle y se llega, así, al final del día que comienza mañana, como una presentificación de lo mismo que ocurrirá al atardecer: de ello trata el fin de la razón práctica y estética. En efecto, esta forma de perpetuidad sería fiel a ese largo devenir de una historia del fin que, ya se sabe, concurrió con Nietzsche y Hegel, con Kojève y Bell, con Fukuyama, Danto, Baudrillard, y también con Badiou e incluso hoy con Ranciére. Pero esta historia humanista de tantos nom- bres-hombres está, aquí, lejos de ello. Más bien se nos presenta en torno a una fuerza instituyente que no busca un pensamiento y cuyo único devenir es estar afuera. Es también parte de ese lado exterior, consumado día a día en la calle, el espacio vacante que dejó el museo. La denominada crítica institucional canceló in extenso toda posibilidad de pensar en el museo sin hacer de este el foco de toda crítica. La obra, se sabe después del ready-made , que no contiene su valor en la artisticidad de la obra, sino que su canon se mide por la institución que la acoge. La frontera que separó el arte de la modernidad del no-arte fue, en este caso, el museo y como museo nos ha hecho preservar los valores que gobiernan su espacialidad interior. Pero en ello se jugaría otra cosa quizá más reveladora, la que tuvo en la dis- tinción del marco la existencia de la obra, como si la verdad de una obra se consumara en el parergon que hizo del afuera su interior. Se entiende, es una discusión postestructuralista que avanzó hacia la escritura como metahistoria. Pues bien, dicha discusión, en el ámbito local, ha atravesado gran parte de la crítica en el arte de los últimos treinta años, con Richard, Oyarzún y Mellado, con Thayer y Valderrama. Pero con ellos no solo ingresó el asunto del marco a la discusión sobre arte y política, también quedó sin destino la discusión que hoy obliga a pensar el no-arte dentro del arte. Ese no-arte, el de la crítica institucional sin museos, pero ávida de marcos, es el que encierra como parerga la imagen del estallido; esto es, lo que desde un anonimato ha buscado otorgar dignidad a la imagen —digamos, en un margen fuera del arte: el del museo de la dignidad—. Como si toda capu- cha, pañuelo, bandera, toda canción, movimiento y cuerpx, toda serigrafía, stencil, gigantografía montada en mil gráficas, fuese el lado antitético de ese museo que terminó diluido sigilosa y desvergonzadamente detrás de sus exposiciones canceladas. c a p í t u l o 1 . l a h i s t o r i a e n e n t r e d i c h o La historia del día que Chile se acabó parece, entonces, una vuelta al sen- sorium político y social en que ya no es posible el arte, y sí, en cambio, un no-arte en el anverso de la institución. Su calle, piel vuelta al revés, no es otra cosa que el mismo cuerpo con sus entrañas a la vista, con sus escaras que ahora quieren ser vistas como la vida instituyente. En este marco, lo que se vuelve inquietante, sin embargo, por ocupar el inconsciente político de la crítica, es la reconciliación del no-arte con las claves de un humanis- mo del fin. Siguiendo las antinomias entre hombre y naturaleza, escritura y barbarie, revolución y vandalismo, policía y política, en este estallido de imágenes se alberga una esperanza, como si detrás del deseo de marco perviviera la confianza sobre un humanismo que todavía es posible com- pletar y recuperar con el no-arte. Empero, el marco de distinción no es sino un continuum del humanismo, una vía ilustrada hacia ese claro en el que, en medio de la destrucción, logra asomarse el lenguaje del fin, y en cuyo horizonte se halla nuevamente esa pregunta epistolar y autorizada por el fin del arte. Con todo, cabrá saber si estas imágenes concurrirán a poblar el archivo del estallido o quedarán como el acontecimiento informe de una hoguera que se consumió sobre sí misma. f u e g o y m a r c o // cristián gómez-moya

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