Los Futuros Imaginados
l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 192 193 La transmisión de algunos actos simbólicos hacia los niños ejemplifica muy bien la fascinación del gesto, su pertinencia y su eficacia. Así de sim- ple. Sin embargo, debemos reconocer que esos gestos son semejantes a visiones o epifanías para un niño. Nosotras mismas hemos quedado marcadas en nuestra interioridad. Todo humano tiende a marcar su interioridad quizás de manera incons- ciente, para luego en un porvenir echar mano a esa marca vibrante que permanece inalterada. Por qué hemos decidido hacer lo que hacemos, dedicarnos al arte de la música y de la danza, fenómenos puros de pasa- do geodésico que nos viene sin apuro. La inmediatez que nos toca, la banalidad que nos circunda, pensarnos personas perecederas nos lleva a reflexionar con un cuerpo tintineante bajo el intersticio de la música y la danza, que más cuerpo sensible que dedicar la escritura de la música a la música y la gestualidad del eterno retorno a la danza. La voz robótica que escuchabas dando la prohibición de comprar al vendedor aquel, la escucho yo ahora en la vacuidad del cierre de puertas de un metro que es una entidad sufrida, con un miem- bro quemado y arruinada. La ciudad esquizoide en la que estamos nos devuelve al paseo sin fatiga y bien, caminado. Epílogo No te olvides de “La voz del hormiguero”. Escenificación en Sala Agustín Siré. Ahí estaba la voz de un niño, justamente mi hijo. La voz de un estu- diante, justamente Matías. Y nosotras en un episodio de pura confianza en medio de la intemperie actual de la enseñanza, aprovechando el mo- tor activo del estallido social. Ahora con un sentido adicional. ¿Qué importa si lo que hacemos con el sonido y el cuerpo dice sobre una realidad inventada? (oxímoron de los tiempos). Lo hacemos por co- laboración a una función a beneficio de las estudiantes que lo necesitan. Damos pie a la ayuda de la comunidad universitaria. En el presente, quedan resonando en nuestras cabezas la vibración del espacio que se condensa y expande; “simplifica, simplifica”. La adverten- cia de David Thoreau, como lo advierte el niño, junto a la voluntad de sonar y moverse, como acto de anti alienación de las exigencias de unos a otros, con la excusa de la libertad que nunca llega. c a p í t u l o 3 . V o c e s , c o m u n i d a d e s , e s p e r a n z a s . O p i n i o n e s y d i á l o g o s
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