Los Futuros Imaginados
l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 190 191 creencia mítica del ciclo que renueva el mundo amoroso? Rareza de obsequios ocasionales, que terminarán en la basura a finales de enero probablemente. Collage que se agranda cada día, junto con la fragilidad ambiental que nos va quitando el entusiasmo de antaño. EC: Seguimos caminando y distinguimos unos pasos más allá, ruidos que interrumpen el fluir sonoro de vendedores ambulantes y transeúntes. En un gesto rápido nos ponemos en alerta para cambiar de dirección, podrían ser carabineros dispersando una manifestación. Desde hace ya casi dos meses la incertidumbre se ha hecho habitual. A veces, vuelve la sensación de rutina. Intempestivamente se rompe y se cambia por otra rutina, la que armoniza con la agenda de las movilizaciones ciudadanas que ahora se mezclan con las universitarias. A veces me quedo suspen- dida en la sensación de una intersección de cuatro caminos —o más— en mi mente. Esto puede durar por días y el salir a la Facultad de Artes, co- mer y dormir se hace en una acción mecánica a veces sin sentido. Pocos segundos después nos damos cuenta que no, y reconocemos la performance callejera del grupo Lastesis que se ha esparcido por todas partes. Este hacer sincrónico de cuerpo y sonido detiene el tiempo en la observación. Algo similar ocurre en el teatro cuando somos sorprendi- dos por la maniobra impresionante de bailarines, músicos o actores. En tiempos como estos, en que por dar sentido a la enseñanza de nuestras disciplinas artísticas cambiamos el programa en una propuesta al rit- mo de lo que ocurre en las calles, la sincronía de las manifestaciones nos cuestiona sobre nuestras formas y nos lleva a preguntarnos ¿a qué debemos abocarnos en un mundo cuya paradojal forma de existencia explota en la cara? Nos miramos y comentamos: NG: Vaya con Lastesis, ¡cómo pega esto de dar voz y dar cuerpo para que no nos callen y no nos hagan desaparecer! Continuamos juntas caminando, nos miramos y volvemos a pensar; ha comenzado el tiempo de volver a mirar a los ojos, estamos en un gran cambio, ¿de qué? Entre el vocerío callejero y el final de la acción callejera de la veintena de muchachas me cuentas una historia ciertamente espeluznante, te es- c a p í t u l o 3 . V o c e s , c o m u n i d a d e s , e s p e r a n z a s . O p i n i o n e s y d i á l o g o s cucho, se repiten los contextos, hay un profesor, una estudiante, diálogos interpuestos con mezcla de enseñanza y evidenciando un tejido a cro- chet sexista. Nada nuevo bajo el sol. Es verdad que hay que acomodar y armonizar con la ciudadanía, nos hemos movilizado y sobre todo nos hemos observado a nosotras mismas en esta ebullición. Volver a re-ordenar, es decir, sacar las creencias arraigadas y medio congeladas para volver a mirar el canon de lo que decimos que hacemos y de lo que realmente hacemos. Esto hay que propiciarlo entre todos (porque lo que aquí importa es que lo hagamos en conjunto). Bien, eso es humanidad, una noción que nos pellizca, esa palabra manoseada está dando paso a ciertas verdades. Porque hace mucho rato la performatividad del capitalismo nos empuja al abismo del sujeto solo, en su soliloquio, el individuo que está dividido y confundido, porque algunas veces tiene excesiva conciencia de su soledad, dándose cuenta de no saber cómo salir de ahí/aquí. Te copio: “… pues nada nos protege más en una época de confusión y de bandos opuestos que la lealtad y el humanismo.” Stefan Zweig analizando el pensamiento de Michel de Montaigne. EC: Ahora, en la noche leyendo lo que Nuri escribe, me recuerdo en aquel colegio católico en Cerrillos donde estuvimos hace un par de semanas ayudando a una compañera con una actividad para 200 niños —¿o más?—. Un grupo de estudiantes de cuarto año de danza y cuatro profesoras nos dispusimos a jugar a las rondas en el gimnasio del colegio con esta enorme cantidad de personas que no superaban los diez años. Mi mente recuerda cinco rondas enormes, una adentro de la otra. La locura de enseñarles una canción que se aprendía de puro contagio y, paralela- mente la calma que surge cuando no hay urgencia de que aquel objetivo técnico salga a la perfección. Nos dejamos llevar por la fuerza lúdica de estos niños, de estas niñas. Nosotras íbamos a darles algo, sin embargo, en la confusión mental en que al menos yo me encontraba en aquellos días, algo así como no saber cuál es el lugar de una profesora que sabe enseñar música, me devuelvo a mi casa con el cuerpo lleno de entusias- mo y algo se ordena. Parece que vuelvo a encontrar lo que me parecía perdido en la paradoja de vivir en esta ciudad plena de contradicciones. NG: Decir “con el cuerpo lleno de entusiasmo” realmente me entusiasma y me conmueve. No siempre estamos dispuestos a replegarnos y darnos cuenta de las bondades de jugar. // nury gutés, eleonora coloma L o s f u t u r o s i m a g i n a d o s . N o t a s d e c a m p o … s i m p l i f i c a , s i m p l i f i c a
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=