Los Futuros Imaginados

l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 154 155 cuerpo y su subjetividad; es decir, del cuerpo como subjetividad, porque construye sus ficciones coreográficas desde los lugares en que el pro- pio cuerpo habita, anclados en su propia estructura, pero como soporte de un encuadre conceptual que produce las instancias de distanciación al interior de tramas que estratifican las experiencias afectivas, en cuya tectónica tiene lugar el movimiento de un cuerpo y de su relación con “el otro” (lo otro y los otros). Este es el modo de trabajo que pone en juego la posición de la mirada que reconoce la institución de un cuerpo, restituyendo la imagen del cuerpo como institución. Decisiones Compartidas moviliza desde la partida las propias tradiciones del grupo debido a una experiencia coreográfica anterior ( Diana ), en la que los límites entre el espectador y el intérprete se ponen en crisis de representación. La propuesta actual plantea diluir los encuadres for- males de una cultura coreográfica en que el espectador y el intérprete están en campos contrarios. La ficción que la sostiene es la de una ne- gociación problemática, que afecta la propia noción de un “dentro de la obra”, que pone en crisis la propia asignación de lugares en territorios delimitados, produciendo un tipo de relación en que ambos son sujetos de un mismo territorio, sometidos a compresiones simbólicas diferencia- das, pero que generan un pacto de convivencia basado en el respeto de las masas gestuales y la renuncia a un vitalismo expresivo cuya ostenta- ción aniquila las diferencias. Sabiendo de antemano que el problema está puesto en cómo lograr una participación responsable, en la que el espectador sabe que en algún momento la condición que define la sesión coreográfica, se suspende. El proceso, desde temprano, pone en cuestión a los intérpretes. Una vez más serán ellos los que darán la dirección de la puesta en escena. En- tonces se hablará de ejes arcaicos, que ya están dispuestos en la biogra- fía corporal, como un diagrama que produce la visibilidad de su propia materialidad. Los ejes están puestos en la mirada y en la pregunta sobre ¿qué espec- tador imaginas que serías? En Decisiones Compartidas el tiempo hizo lo suyo, porque impuso un ritmo que permitió modular la ansiedad de los intérpretes, remodelan- do la escena. De este modo hizo entender la proporción de intensidad c a p í t u l o 2 . P o s i c i o n e s a r t í s t i c a s e n l a i n t e m p e r i e justa para que el otro, el espectador, se asumiera como una posibilidad de estar, en un entorno escénico en el que logra generar un espacio contenido por todos los que están en ese territorio, en el curso de un ejercicio de creación de redes en que espectadores e intérpretes puedan sostenerse. El máximo logro de esta propuesta escénica-coreográfica, es cuando el intérprete queda fuera y puede mirar lo que allí (dentro) tiene lugar. El intérprete puso algo en la escena y el espectador ha sido capaz de tomarlo, hacerlo propio y tejer un “entre”, desplegando en ese gesto una dimensión de identificación sensible. Lo que pareciera ser un acto de mediación, en definitiva no lo es, porque lo que importa es que sigue siendo un hecho artístico, en la medida que lo que se pone en cuestión es la mirada del otro; que señala que uno existe porque existe el otro. El punto es que cuando lo dejamos existir, devolviendo su mirada, para a su vez, existir nosotros. // PAULINA MELLADO d e c i s i o n e s c o m p a r t i d a s

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