Los Futuros Imaginados

l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 134 135 trata y maltrata a las clases populares y desposeídas, como en las pelícu- las de Sergio Bianchi. Esto en un país de 50 millones de personas debajo de la línea de pobreza. Ahora Bacurau (Kleber Mendonça Filho) y The Cannibal Club (Guto Paren- te) cambian esta perspectiva en otra dirección. En el primero, los habi- tantes de una aldea en el noreste del país reaccionan violentamente al ataque de extraterrestres psicópatas. El segundo, más elocuente, ofrece una presentación sangrienta de la lucha de clases a través de una pareja fetichista que literalmente come a sus empleados como una barbacoa junto a la piscina. Ambos terminan con la revuelta y la victoria de los desposeídos, lo que nunca sucedió en el cine distópico. Si esta será la nota clave de los próximos años, el tiempo lo dirá, ya que en Brasil, que no está acostumbrado a compartir soluciones radicales, —desde nuestra independencia, llevada a cabo por el emperador que permaneció aquí, hijo del rey, o la creación de nuestra república como resultado de un golpe militar—, es mucho más probable que veamos una revuelta en la dimensión simbólica que no encuentra el pilar para su realización política o en cualquier otra dimensión social. En Brasil, por extraño que parezca, preferimos guardar nuestra violencia para actos de dimensión personal, como el asesinato sistemático de gays y lesbianas o la práctica habitual del feminicidio. c a p í t u l o 2 . P o s i c i o n e s a r t í s t i c a s e n l a i n t e m p e r i e

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