Los Futuros Imaginados

l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 102 103 Mauricio Bravo Hablar de acontecimiento que aún no dejan de ocurrir no solo nubla nuestra posibilidad de análisis, sino que también impide ensayar hipótesis que permitan señalar su sentido y prefigurar su futura signifi- cación. Tomando estos factores en cuenta, en este breve escrito inten- taré leer la coyuntura actual pensando la misma en términos clínicos, es decir, leyendo el evento como un conjunto de síntomas que cifran la emergencia de un nuevo país y establecen la necesidad y la demanda de un mundo por venir. De igual manera, el rol del arte respecto a la demanda que nos impone el deseo de una nueva realidad lo pensaré en cuanto a cómo el arte puede ser un campo de exploración que permita la elaboración de un futuro posible. Para entrar en tan complejo problema quisiera citar en primera instancia una frase del filósofo Sergio Rojas en una entrevista reciente de Fran- cisca Palma: “Chile tocó fondo”. Esta idea o imagen me parece relevante o fundamental porque logra precisar en pocas palabras la magnitud de la crisis, insinuando al mismo tiempo los múltiples alcances del acon- tecimiento, pues hace referencia al cruce de un umbral crítico desde el cual no existe ninguna posibilidad de continuar en lo mismo. Siguiendo el enunciado de Rojas, las moviliza- ciones iniciadas el 18 de octubre nos indicarían que en el Chile de hoy las cosas no dan para más, que no pue- den seguir siendo como han sido hasta hora, que todos los posibles se entre banderas desaparecidas y un mundo por venir // mauricio bravo es académico del Departamento de Artes Visuales de la Universidad de Chile. Artista visual, teórico del arte y gestor cultural. Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad de Chile, diplomado en gestión de la Universidad ARCIS y Doctor (c) de la Universidad Politécnica de Valencia, España. Ha parti- cipado en cerca de cuarenta exposiciones realizadas en Chile, así como en espacios de Alemania, España, Argentina, Brasil, Perú, Ecuador, Paraguay y México. Ha llegado el momento de ponerse a precisar, no solo lo que ha sucedido en nombre de la modernidad en el pasado (interés de alguna manera primordial), sino sobre todo lo que va a poder signifi- car esa palabra en el futuro. Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existencia c a p í t u l o 1 . l a h i s t o r i a e n e n t r e d i c h o han extinguido o acabado y que, por ende, no existe ninguna posibilidad de volver atrás. Este punto de no retorno sería lo que marcaría la diferencia de las ac- tuales movilizaciones con el ciclo de movilizaciones que la precede, en cuanto aquellas habrían demandado cambios parciales, pero no la transformación total del sistema. Este deseo de un orden radicalmente distinto –y es lo que me parece de suma importancia– se expresaría a nivel de la ciudadanía como una voluntad de cambiarlo todo . De allí también la fuerte sensación de que hay que hacer todo de nuevo, de la necesidad de partir de cero o, como lo dijo un entrecomillas “violentista”, de “destruirlo todo para que se vuelva a hacer bien”. Esta voluntad de otro mundo, encarnada en la petición de una asamblea constituyente para la escritura de una nueva carta fundamental, desde mi punto de vista desborda la particularidad de las demandas. No es mi intención restarle importancia a los problemas y conflictos que ha enun- ciado la ciudadanía, los cuales me parecen infinitamente pertinentes. Sin embargo, me interesa apuntar que el deseo de cambiarlo todo tiene una potencia instituyente que trasciende dichas demandas y que, por ende, nos obliga a pensar de un modo absolutamente distinto los destinos y sentidos que abre esta movilización en particular. Si bien para gran parte de los analistas de oposición y de gobierno lo medular del conflicto radica en una crisis del modelo neoliberal chileno, lo cual implicaría que la mera reducción de su agresividad económica resolvería todos los problemas que actualmente enfrenta el país, a mi modo de ver un ajuste humanista del modelo no será suficiente. El ma- lestar que alcanza a un 70 % de la población y que se ha manifestado durante ya casi dos meses ha caminado progresivamente hacia un cues- tionamiento general de los modos y las maneras de vida, como también del mundo y realidad social que fomenta y produce la gubernamentali- dad neoliberal. En la entrevista ya citada, Rojas lo expresa del siguiente modo: En el malestar tiene lugar un sentimiento de insatisfacción que no logra ser tra- ducida a necesidad, y por lo tanto no puede ser satisfecha por el consumo. El malestar es un sentimiento de insatisfacción ante la forma en que he solucionado mi vida, entonces no tiene que ver con carencias particulares de determinados objetos o necesidades puntuales que no logran ser satisfechas. // mauricio bravo e n t r e b a n d e r a s d e s a p a r e c i d a s y u n m u n d o p o r v e n i r

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