El estado en la escena : teatros universitarios de Santiago 1940-1973

de intelectual que puede elaborar un nuevo programa estético^ cultural para la nación. Para el propio gobierno, esta confianza en la Universidad y sus agentes no deja de representar una solución hasta cierto punto adecuada, que lo retira a él y sus funcionarios del b}.^J> co inmediato de las críticas. Podía borrar la impresión y-'t generalizada de que su intervención en materias artístico-cul" turales nunca fue capaz de representar al conjunto de los ih" teresados ni de portar, en consecuencia, un sentido de univ^r sal idad más allá de un estrecho interés económico-corporativd o políticamente sectario. El proyecto estatal mismo podía ve£ se beneficiado con tal consenso: un aparato corno el universi­ tario, que siendo extensión de sí mismo en el plano de la So­ ciedad civil, había logrado hacerse acreedor de una confianza pública que en diez años nunca resultó favorable a ningún o tro organismo cultural directamente vinculado al Ejecutivo. Ante la imposibilidad de centralizar la política artístico- cultural estatal, ¿por qué no descentralizarla y dejarla en manos de las Universidades?

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