El estado en la escena : teatros universitarios de Santiago 1940-1973

Las advertencias y proposiciones del dirigente, al parecer, poco efecto tuvieron. Sólo dos años más tarde el director de un conjunto teatral obrero acusaba en un medio de prensa: "Si el movimiento teatral obrero pasa por una crisis y no ha surgido abiertamente se debe en un 80% a la incomprensión de los dirigentes sin dicales que nunca abordan el problema de la cu! tura en forma seria (...). Cuando hemos ido a~ pedir a locales se nos dice que tenemos que pa­ gar. Esto ha traído la desmoralización del e- lemento. Resulta peligroso comprobar que los gru pos aficionados se van alejando de las organiza­ ciones obreras" (1). Con estos elementos se comprende mejor el relativo éxito con que se despolitizó y seudomercantilizó el teatro asalariado, perdiendo así la especificidad y originalidad que lo carac­ terizaron en años anteriores. También se comprende el llamado de la cúpula sindical a los artistas e intelectuales profesionales en su apoyo. Impoten te tanto de permear la política oficial como de desarrollar por sí misma una política alternativa, la demanda a los in­ telectuales se hacía buscando un mediador en el conflicto, esto es, un actor con la suficiente legitimidad como para re establecer el consenso perdido entre el movimiento social y al Estado en materia artístico-cultural y teatral. Este papel sería el cumplido por la intelectualidad universa taria, cuyas iniciativas ya comenzaban a ganar respaldo en crecientes sectores de la sociedad política y civil del país. Curiosa convergencia. Tanto el movimiento obrero como las nuevas generaciones de artistas ven en la Universidad el ám bito más apropiado de irradiación cultural, democrática y ~ moderna, a la que aspiran. Y ven en sus estudiantes al tipo1 (1) Eulogio Larraín: Revista VEA, 1941.

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