El estado en la escena : teatros universitarios de Santiago 1940-1973
Orden espiritual amenazado por un "neo-paganismo desolador que lia negado las fuerzas de Dios, ele la Patria y del Hogar'1, "La preponderancia del materialismo, con su bas tardo egoísmo — continúa el autor— es causa e~ sencial de la odiosa lucha entre las fuerzas cora plementarias del equilibrio social en el mundo ( capital y trabajo ). Pues bien, para vencer en esta lucha, para ganar la gran batalla reden tora, no hay sino un-arma eficaz y definitiva, arma de paz y de amor: la cultura, que alumbra rá las inteligencias y encenderá los corazones" ( 1 ). ¿De qué manera? En esta concepción, la cultura cumple una función esencialmente integradora del todo social, pues su difusión ampliada acorta las distancias entre gobernantes y gobernados, entre clases propietarias y asalariadas, in troduciendo en ambas una actitud de equilibrio y de conci liación, de crítica racional y desapasionada, de coopera ~ ción solidaria. "Esto se debe a que un sano escepticismo acora- paña siempre a la cultura, así en los indivi - dúos como en los pueblos. La ciencia ts tan hostil á la utopía fanática como al conservan- tisrno 'a autrance'; y el culto a lo bello abar ca a todas las confesiones, se sobrepone a to das las sectas" (2). La difusión cultural atenúa, pues, la emergencia del conflic to social agudo. (1) Todas los párrafos citados corresponden a!, artículo "El problema social y la cultu ra obrera", op. cil. (2) Las citas c|ue vienen en adelante corresponden b "La cultura y el pueblo". Revista del Trabajo iJ° 5, Año III, Santiago, Hayo de 1933.
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