El estado en la escena : teatros universitarios de Santiago 1940-1973

sas fuerzas que, cuando sólo existen en estado embrionario, difícilmente pudieran tener porvenir sin la protección del poder estatal". Luego afirma que "el nacionalismo artístico constituye un va lor primordial por cuanto se relaciona con el desenvolvimien to cultural, educacional y social de las masas". En este marco queda comprendido el teatro. Por lo tanto "ha de ser protegido de preferencia por el Estado. El Estado tiene el deber y además el interés de hacerlo...". Fundamenta el autor con mayor■abundamiento: "El teatro en ma nos de un gobierno inteligente, que conoce lo que necesita,” sabe lo que quiere y es consecuente con sus programas, se transforma en la más poderosa de las armas porque es la que más directamente actúa sobre las conciencias. Un buen tea - tro modifica las costumbres, introduce más sanas normas de vida, insinúa caminos a la juventud y moldea, tal vez en no escasa manera, el alma de las nuevas generaciones que van ere ciendo en su contacto. Es aún verdadero sedante para los ” dolores e inquietudes sociales porque un pueblo que se educa, se divierte sanamente y no tiene hambre, no busca su mejo - ramiento por medios revolucionarios pues le están franquea­ dos los mínimos caminos de progreso que abren a sus ciudada­ nos los pueblos verdaderamente democráticos". Este explícito planteamiento tiene el mérito de consagrar dos nuevas áreas de competencia al cuestionado Estado liberal-o­ ligárquico preexistente- ya en estado de disolución desde la revuelta de los coroneles en 1924. De una parte, ser el prin cipal promotor del desarrollo "integral" de la nación, esto es, material e ideológico-cultural. De otra, y por su inter­ medio, la integración y control social de las capas subordi­ nadas ( las "masas" ). A juicio de Orrego este nuevo papel del Estado, sería el único camino para evitar la amenaza de un conflicto revolucionario ("a la manera de la URSS").

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