El estado en la escena : teatros universitarios de Santiago 1940-1973
ra que en ellos se forme una escuela de teatro con autores que, antes que nada, conozcan bien su oficia. su técnica, que sin esto, nada, ab solutamente nada puede emprenderse con éxito. Sin formal' al profesional, nada puede exigirse, menos carácter a las obras"(l). Mediante la profundización de la vocación nacional y el en trenamiento profesional, se piensa que el teatro chileno vo_l verá a satisfacer las necesidades de recreación y de expre-"” sión del que fuera, hasta hace poco, su entusiasta y fiel pú blico tradicional. Pero las dos posiciones de defensa anteriores se tornan fi nalmente reivindicación política al demandarse al Est¿ido ga rantías de vigencia de la libertad de expresión y sobre todo la protección y fomento del teatro nacional, profesional y ficionado. Este es el punto fundamental: porque en definit va ¿sobre qué bases materiales e institucionales sostener la producción y la recepción teatral, con todo lo renovada, ori ginal y profunda que se quiera, si el mercado y la organiza ción obrera se encontraban desmantelados o semi-paralizados? Si en algo concuerdan casi todos los sectores que integran el movimiento teatral — con excepción de la fracción obrera más radicalizada— es que el Estado debe permitir con su de cisivo respaldo económico y político, al desarrollo y expan sión del teatro nacional. ¿Un proyecto "nacional-popular’1 en el teatro? Por lo menos la conjunción oportuna, todavía sin articulación unificada (1) Yánez Silva: 1932 dH|
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