El estado en la escena : teatros universitarios de Santiago 1940-1973

dial se hicieran apremiantes, inaplazables. Núes tra literatura, nuestras artes y en general, núes tra historia entera hubieron de plegarse tam - bién a los efectos de la crisis. Con nuestro des tino unido al europeo no pudimos menos que par - ticipar en esa misma etapa de transformaciones ca si febriles que se estaba viviendo en las gran - des capitales del mundo. Cambiaban las vidas de las gentes. Con ellas cambiaban también el arte, la poesía, el drama, era un espíritu nuevo, lo mismo en Europa que en Hispanoamérica. El mun­ do heredado del XIX, silenciosamente a veces,con arrogancia patricia, reaccionaria en otras, empe zaba a batirse en retirada". (1). Pero este espíritu común de renovación no se reducía exclusi­ vamente al ámbito de la estética, sino incluía también una particular manera de vincular esta dimensión de la vida so - cial a los esfuerzos por reconstituir y ampliar un nuevo or­ den político-cultural, luego del período de las guerras mun­ diales. Orden que problama los valores de la paz, el desa­ rrollo y la democracia, y la vigencia de los derechos indivi duales, económico-sociales, políticos y culturales de las po blaciones sujetas a los viejos y nuevos Estados del mundo occidental. Esta misma sensibilidad histórica, de un "'universalismo" y "progresismo" casi radicales, empapaba al resto de las ins­ tituciones nacionales. El Estado, los partidos, las univer sidades, entre otros, acogían a su manera los nuevos desa - rrollos que alcanzaban internacionalmente la ciencia, la fjl losofía, el arte y la política (2). Si con anterioridad, el nacionalismo pareció haber informado el proceso político y cultural, ahora se imponía el interna­ cionalismo. Chile descubría que estaba inserto en un mundo más amplio, cuyos problemas y resoluciones lo afectaban di­ rectamente y, por tanto, exigían su participación activa, en ellos. (1) Grinor Rojo; op. cit. (2) Manifestación de esto último pueden considerarse, en gran medida, los gobiernos del Frente Popular ( 1938-42) y especialmente el del Frente Democrático (1942-46) que le sucedió.