El estado en la escena : teatros universitarios de Santiago 1940-1973

resados. En el caso del teatro, la literatura está repleta, más que de estudios, de testimonios, memorias y anecdotarios de sus protagonistas. Y si se precisa aclarar un hecho no hay muchas veces otro recurso que acudir al discurso perio - dístico, taninteresado como el anterior. Sobre todo si se toma en cuenta que es por su intermedio que se construye en gran medida ese escurridizo reconocimiento público al que a- ludíamos: gajes del tema y del oficio. La sociología desde hace mucho nos ha prevenido de confiar en las visiones que los actores proveen sobre sí mismos. Bien lo recuerda Touraine en su "Introducción": "La sociología nunca puede identificarse con un actor, ni siquiera puede considerar que es­ te actor es portador del sentido de su acción. Debe desechar toda representación épica de la historia, combate de la luz contra las tinie - blas y ascensión de la evolución social hacia un punto final...". Cin embargo, interesada o no la interpretación corriente so bre el movimiento teatral universitario, el hecho es que aT intentar reconstruirlo se nos aparece con rasgos muy defi- nitorios; que, en verdad, lo recortan sobre lo que nos tenía acostumbrado el desarrollo teatral, al menos, en lo que lle­ vaba desde comienzos de siglo. Y ello por razones no demasiado diferentes por la visión objeto de nuestra sospecha, das de manera distinta. Más "sociológica" quisiera Touraine— o, por lo menos, menos clonalmente. a lo expresado Sólo que formula tal vez — como ~ comprometida emo La posición "autonomista" de este movimiento de tea- tris tas aficionados de clase media que busca profe - sionalizarse contra los imperativos de la racionali­ dad económica (el mercado), la reivindicativa (la or­ ganización social y política de base) y la adminis - trativa (la organización estatal). Y que lo logra

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