Aisén Reserva de Vida: testimonio de un arquitecto activista ambiental formado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile
15 Peter Hartmann Samhaber En 1983 tuvimos la ocasión de visitar un sinnúmero de ciudades europeas donde nos concentramos en estudiar los espacios públicos, y establecimos nuestras “categorías urbanísticas” de “hecha con cariño, hecha con dinero, hecha con cariño y dinero”. En1984a causadenuestroentusiasta trabajoenTortel, nos ofrecieron dos empleos en Coyhaique. En octubre de ese año nos vendríamos a vivir a la capital de la XI Región y a trabajar en el Departamento de Desarrollo Urbano en la Secretaria Regional del MINVU. En los ocho años que laboramos ahí, lo que menos hicimos fue dedicarnos al proyecto de Puerto Yungay, por el cual nos habían contratado. En cambio, tuvimos ocasión de diseñar algunos instrumentos urbanísticos en que aplicamos ideas novedosas, como en el re-loteo de Puerto Bertrand, el Seccional de Cerro Castillo, el Plan Regulador de Puerto Cisnes, y como contraparte en la elaboración de los planes Reguladores de Coyhaique e Interurbano Puerto Aysén - Puerto Chacabuco. Mientras laborábamos en el MINVU nunca dejamos de dedicarnos también a las causas ambientales. La más famosa de aquel entonces fue la campaña contra el “basurero nuclear de Gastre”. Desde esa época tuvimos programas “ecológicos” en las radios regionales, el principal medio de comunicación regional. Estos programas fueron y son una importante forma de llegar a la comunidad y eran muy novedosos. En esa época también hicimos un curso de “tecnologías socialmente apropiadas” y aprendimos permacultura con un amigo neozelandés, lo que nos aportó también vital sustento para el futuro. A principios de los años 1990s, junto con la vuelta a la democracia, abandonamos el MINVU para dedicarnos al medio ambiente y construir nuestra casa habitación en el borde de Coyhaique. En esos años pletóricos de cambios y cargados de nuevas energías fue que surgió también la propuesta ‘Aisén Reserva de Vida’. Dicen que es necesario conocer para amar, y amar para defender. Igual, opinar sin conocer siempre nos ha parecido poco ético. Si bien Tortel y el Baker y Pascua ya nos habían cautivado, luego, gracias a que en el MINVU éramos la Dirección de Obras o sus supervisores de toda la región, tuvimos la ocasión de conocer bastante más de ella. En
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