Aisén Reserva de Vida: testimonio de un arquitecto activista ambiental formado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile

13 Peter Hartmann Samhaber doblemente motivados y con directrices claras para nuestro trabajo. En esta ocasión, el trabajo en terreno durante seis meses fue interesantísimo, reconociendo lugares de una belleza superlativa, pero donde incluso hasta nuestra experiencia en alta montaña −Aconcagua, y Ruta de los Polacos, entre otros− se hizo insuficiente. Mojados durante semanas, con la vestimenta destrozada, cansadísimos, con problemas de salud, casi sin alimentos, pasando la semana más fría de nuestras vidas con −20º C, en una ocasión a punto de perder la vida, pero con el ánimo siempre alto, fui realizando la práctica profesional que me había propuesto 5 . En todo ese interesante proceso habíamos aplicado el método de la Teoría de Planificación y Gravitación Orgánica desarrollada por nuestro guía, el profesor Parrochia. El informe final de práctica profesional, en dos volúmenes, dio cuenta in extenso de mi aporte. Manifestamos allí duras críticas a muchos aspectos de la gestión del desarrollo observados en sitio. Con respecto a “Puerto Yungay”, el análisis de lo existente al momento de nuestra llegada me permitió afirmar que se había obrado en forma muy poco responsable. Afirmé entonces y reitero hoy, que no se puede proyectar en base de supuestos que simplifican extremadamente la realidad, en conocimiento topográfico e hidrográfico para los trazados de la Carretera Austral y sus caminos derivados. Más tarde se lograría la participación del Banco Interamericano con la obtención de un Crédito de Estudio, y luego un importante componente para realizar las obras del Camino de Penetración, entre otros avances posteriores. 5 Luego de dos visitas realizadas a Coyhaique −ciudad situada a 500 km al norte de Caleta Tortel− para efectos de coordinar, entre otros, un trabajo en terreno con topógrafos, en la perspectiva de un “Plan de Loteo de Puerto Yungay”, nada llegó a fructificar. Los topógrafos temieron trabajar en la geografía del lugar; ciertos fondos regionales para proyectos de largo plazo se eliminaron con el argumento de la recesión económica del país en esos años y, por último, al regresar en un vuelo a Caleta Tortel, estuvimos a punto de perder la vida. Continuamos sin los recursos económicos, y guiándonos con los escasos e inexactos antecedentes con que contábamos. Sin topografía es casi imposible un diseño de poblado en un lugar tan intrincado, con tantos problemas a la instalación humana como en “Puerto Yungay”. Sin embargo, el proceso más lento de reconocimiento del área y la reflexión sobre los antecedentes que nosotros mismos fuimos aportando, nos llevó a descubrir una alternativa a “Puerto Yungay”, la que, si bien requería estudios más detallados, era factible, interesante y sin lugar a dudas, mejor que las existentes, pues se integraba más al poblado de Caleta Tortel. Un traslado de esta, a “Puerto Yungay”, no es tan fácil. Nos pareció que era imprescindible, por otra parte, consultar a los habitantes del área su opinión, sus intereses, sus ideas, sus costumbres para sobrevivir con éxito en este medio.

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