Aisén Reserva de Vida: testimonio de un arquitecto activista ambiental formado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile

175 Peter Hartmann Samhaber de los aprendizajes, es que la agricultura en estos lugares tiene su grado de heroísmo. Tampoco han faltado perros, gatos, gallinas, patos, gansos, familias de abejas, yeguas y sus potrillos, más las aves del lugar y hasta algún zorro, liebres, sapito y otros “bichos”. Y sufrimos los constantes ataques de los perros del vecindario, uno de los problemas de vivir en el borde urbano “tierra de nadie”. Si bien no podemos resucitar a los pueblos originarios, si le hicimos un homenaje al ponerle nombres del pueblo originario Aonikenk o Tehuelche a los hijos. En cuanto a la casa del “arquitecto activista coherente”, esta fue el resultado de las aspiraciones e ideas que juntamos durante años, la que pretende ser bioclimática, regional, solar pasiva. Así es como se abre hacia el norte (sol y vista), y le acabamos de adosar un invernadero de ciprés y vidrio; se cierra hacia el sur; se inclina hacia el oeste de donde proviene el viento; se entierra y concentra bajo un mismo techo de tejuela de lenga y pasto (de la papera y los vikingos). Surge como roca desde la tierra y sube como bosque con estructura de poste y viga. El espacio interior se centra en la típica cocina-comedor patagónica, con muebles integrados y vida alrededor de la estufa, la que se integra a otros espacios. Arriba están los dormitorios y debajo un subterráneo para la labor de carpintería y espacio para guardar. Los materiales usados pretendían ser locales, como la madera, las cañas de coligue y las rocas y pasto del lugar; por cierto que, el cemento no lo es, y pasó a ser el mayor costo. Hoy el costo de la madera local la convirtió en un lujo. Además reciclamos materiales y probamos la mampostería de botellas. El piso es de madera con barniz epóxico o cerámico grueso. De aislación usamos quincha de barro con paja y aserrín, cartón y madera, doble vidrio, contraventanas y persianas de totora. Además, instalamos la segunda cocina de doble cámara con boullon de agua caliente de la región y un sistema “clivus” de baño seco aeróbico biológico y pretendemos poner calentador solar de agua y colectar calor bajo el piso. Las aguas se usan para riego. Poco a poco hemos ido colocando, además, árboles en lugares estratégicos. Posteriormente también construimos una cabaña de varas apernadas para secador de hierbas, laboratorio, bodega, leñera, con aislación de

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