Aisén Reserva de Vida: testimonio de un arquitecto activista ambiental formado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile

174 Aisén Reserva de Vida reflexionar sobre lo que implica el ser capaz de hacer nuestro propio pan. El escandalizarnos con el alcoholismo récord en la Patagonia nos tuvo años abstemio, y hoy, como consumidor cauteloso, de hecho, podemos decir con orgullo que nunca nos hemos emborrachado. Si pretendemos cuidar el ambiente, tenemos que empezar por el propio cuerpo y alma. El dolor que nos causa la muerte de animales, la deforestación e incendios para la ganadería y sus consecuencias, el conocer de la conversión energética y los mataderos, nos volvió naturistas, cosa bastante complicada en la Patagonia ganadera. Cuando podíamos íbamos a la oficina en bicicleta o caminando (actualmente lo extrañamos). La casa del arquitecto Cuando llegamos a Coyhaique a trabajar en el MINVU nos asignaron una vivienda social, sin aislación y con la ventana principal hacia un muro. Junto con poner otra ventana y aislar al menos ese tabique, plantamos árboles en el vecindario y probamos tener huerto e invernadero. De hecho, el primer conflicto con el SERVIU fue para que comenzasen a poner aislación en las viviendas sociales. Luego construiríamos nuestra propia vivienda tras adquirir un predio en las afueras de la ciudad con vista al norte. En ese tiempo los precios de los terrenos aun eran accesibles, hoy valen una fortuna. El lugar era un peladero donde la gente, en los años 1980s, cortaba hasta los frutales para hacer leña, por lo que plantamos cientos de árboles (ya comenzamos hoy a disfrutar del bosque), disponiendo franjas cortavientos y bordes. Sin esos árboles vivir ahí sería prácticamente imposible. Además, tuvimos que construir nuestro camino de acceso, inclusive una pasada sobre un arroyo, poner cercos, construir nuestro propio sistema de agua proveniente de un arroyo ubicado a cientos de metros más arriba e instalar nuestra propia línea eléctrica subterránea tras intentar comprar un generador eólico. La ciudad creció y nos rodeó, y esas instalaciones han provocado más de algún problema. Como se aprecia, vivienda es más que una casa y, además, por varios años las manos de Don Cumino Aguilar y luego Silvio Naiman nos proveyeron de un productivo y orgánico huerto. También hemos estado probando invernaderos. Uno

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