Desvelos en el alba

su orgullo soberano para asociarse en una confederación universal. Y, sin embargo, hacia allá vamos. ¿Indicios? Apuntaremos sólo unos cuantos, a guisa de invitación al pensamiento. El mundo se está contrayendo. Es paradoja afirmarlo desde el punto de vista del espacio; pero no lo es si recordamos que el hom– bre ha calculado siempre las dis– tancias por el tiempo que tarda en recorrerlas, y, medida de este mo– do, la tierra ha encogido vertigi– nosamente. Cuando el hombre se llamaba Marco Polo, transitó desde Vene– cia al Catay en cuatro largos años, .al paso lento de las cabalgaduras ) 74 (

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