Desvelos en el alba

¿Está Dios fuera o dentro de nosotros? ¿Fuera del espacio y del tiempo como un espectador eterno e inmutable? ¿O es cuanto existe, emanación de aquella energía auto– productora de que hablaba Hegel, eterna y auto-consciente? Solo en– tre nosotros, seres racionales, exis– te la imperfección. La materia, el átomo, son de una perfección ma– ravillosa. Ni cambian, ni perecen. El instinto animal es certero como flecha de arquero prodigioso; so– lamente nuestra mente tantea, ye– rra, demora siglos en avanzar un paso. ¿Dónde reside la perfección? ¿En el átomo o en el hombre? Y si Dios nos creó, ¿por qué nos hi- ) 52 l

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