Desvelos en el alba
quiera a los helenos, carne e inte– ligencia de dioses. El racionalismo ignora el instinto místico, que vie– ne acompañando al hombre desde que aparece en los umbrales de la historia y que existe en él tan pri– mariamente como el hambre y la sed. El instinto de saber, de darse cuenta del mundo, de comprender, ha originado la Filosofía y las Ciencias; el instinto místico ha creado las religiones, proporcio– nando al hombre otra forma de co– nocimiento que suple las deficien– cias de su comprensión corta y de su saber minúsculo. Mientras los primeros hallaron su lenguaje en la experiencia real, el segundo se tradujo en símbolos. Los grandes ) 37 (
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