Desvelos en el alba

placer y al dolor, en nombre de un Bien Ideal, sin aguardar recompen– sas ni gratitud, y sin otro norte que la paz secreta de la conciencia ha menester de una superioridad éti– ca admirable. ¡Y si fuera sólo re– sistir a las pasiones! ¡El hábito y el tiempo las doblegan! Pero hay que soportar también el dolor, la injusticia, el fracaso, el desenga– ño, la muerte. ¡Se necesita más he– roismo para sufrir con resignación que para apartar de sí la copa del néctar prohibido! No obstante su superioridad in– telectual y ética, estos sistemas ra– cionalistas no han servido jamás para conducir a los pueblos a una vida más amplia y más feliz . Ni si- ) 36 (

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