Desvelos en el alba

las aulas, le queda tiempo para el deporte , mantiene una nutrida correspondencia, usa el teléfono corno si fuera algo de su propia in– vención , ayuda y favorece a las almas per– plejas, la costura no le es extraña, ríe y son– ríe sin avaricia, planea obras que no comen– ta sino cuando las ha realizado, dirige con soltura su agradabilísima casa , hace visitas, está en todas partes, es posible que efectúe buenos negocios, estimula a sus amigas, le– vanta los ánimos quebrantados, facilita lo di– fícil, tiene seguridad, sabe admirar y todo esto -y lo que omito porque ella habla po– co de sí misma- lo hace sin apuro, como si p oseyera el secreto de transformar en cua– renta y cinco las quince horas de vigilia del individuo corriente. - G. V. ) 23 (

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