Desvelos en el alba

impíos, apóstatas, fracmasones, fascinerosos, ácratas y hombres sin dios ni ley. Sus contra– dictores respondían con improperios no me– nos filudos: oscurantistas, tragahostias, ul– tramontanos, retrógrados, mercaderes, beatos y algunas cosillas más. Los masones acome– tían desde "La Linterna". Los católicos re– plicaban en "El eco del santuario". Había gran deseo de espiar a los párro– cos y demás reverendos con el fin sádico de comprobar que el voto de castidad tenía sólo validez abstracta, pero los resultados no fue– ron halagüeños. Surgió el pope Julio. indi– viduo que después de abandonar las sotanas consagró sus mejores años a censurar a la iglesia. Mas, como todo aburre, hubo de irse con la buena nueva a otros países. VII Amanda Labarca en 1918 volvió a Yan– quilandia enviada por el Gobierno. De ese nuevo viaje quedó su obra titulada " Las es– cuelas secundarias en los Estados Unidos". Inició sus colaboraciones en "El Mercu – rio" y en 19 21 agrega a su bibliografía otro título : " La lámpara maravillosa", conjunto ) 17 (

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=