Desvelos en el alba
dijo: ¡por aquí!, y por aquí anduve hasta que duró el esfuerzo de la atención; pero me descuidé un mi– nuto y mi naturaleza se disparó por su cuenta por otros senderos suyos, que no eran los que indica– ba la lógica. De mi dirán: ¿ qué ha hecho? No ha logrado nada defi– nitivo. Trabajó, sin duda, pero no acuñó superioridad rotunda en na– da. Es triste. Es mi tragedia: una lucha sin victoria entre mi ser ín– timo y lo que la inteligencia limi– tadamente alcanza. Si no hubiese vivido en el me– dio en que las circunstancias me colocaron, si no hubiese tenido que ganar mi subsistencia en un traba– jo mental, acaso mi obra hubiera ) 129 (
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