Desvelos en el alba

de la historia ¿del mundo?, ¿de Chile?, ¿sólo de mí misma? Ignoro lo que acontezca a los otros. A mí me hace falta -en mi mudanza– un eje. Algo que me dé la sensa– ción de que no soy un areolito errante que se estrellará mañana en la costra de no se qué planeta. Roca en medio del oleaje. No la encuentro. Yo creía antaño que estos se– rían los años fecundos, en que ri– ca de experiencias, daría al mundo mis palabras como frutas maduras. Y hoy me parece que siempre viví superficialmente, a pesar de mis pasiones, de mis tragedias y de mis goces. Del mundo creo haber aprendido muy poco; de las gentes, ) 121 (

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