Desvelos en el alba
miseria : a la física en el camino de la vejez; a la espiritual en es– ta apatía que acaso sea un antici– po de la muerte; a la económica en la incierta situación en que nos en– contramos. Temo. A ratos mi natu– ral optimismo me induce a esperar ¿qué? Lo imprevisto. Esa buena estrella, que, aunque eclipsada a ratos, me ha acompañado en casi todas las empresas grandes de la vida. A ratos, sin embargo, el cora– zón se me crispa de inquietud. Me parece que estuviera pisando en una tembladera en la cual me hun– diera cada minuto más. Temor, primero, y luego inquie– tud. ¿Es que me voy deshaciendo? Mis ímpetus, mis ambiciones, mi ) 118 (
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