La Quinta Normal i sus establecimientos agronómicos y científicos : paseo de estudio

-94- i esta es la razon por la que los señores Moest.a i Vergara en el Observatorio de Santiago se empeñaron en esa :fijacion. Empero, La-Caille mismo dice que las posiciones de es– trellas deducidas de sus observaciones, no pueden ser mas precisas que «hasta medio minuto del círculo grande, aproximadamente». De esta poca exactitud de las posicio– nes estelares observadas por La-Caille, provino una segun– da necesidad, la de la revision de este tan importante ca– tálogo. El error de las observaciones de La-Caille, dice el gran astrónomo aleman A~gelander, «es, sin diS'puta, .mui débil, si se considera la imperfeccion de los instrumentos de que se servía» (1 ). En cuanto al catálogo de las zonas de La-Caille, el te– niente Gillis, desde el Observatorio de Santiago, habia encontrado, como ya dijimos, una inexactitud bastante· grande. Las estrellas de ese catálogo exijian, pues, una revision. Por . eso es que tanto Gillis, Moesta i Vergara en el Observatorio de Santiago, como principalmente los observatorios del Cabo de Buena ~speranza i de Córdoba en la Arjentina, han hecho sucesivamente esa revision. I es talla trascendencia de esas observaciones estelares en nuestro poco esplorado hemisferio, que todos los cuerpos sabios de Europa i de los Estados U nidos, tales como la Sociedad Astronómica de Lóndres, la Sociedad Real In– glesa, la Sociedad Filosófica Americana de Filadelfia i la Academia Americana de las artes i ciencias de Boston han enviado sus ·astrónomos a estudiar las estrellas del cielo austral, i astrónomos tan célebres como el holandes Petrus Teodori en 1595, el ingles Halley en 1676 desde Santa Helena, el frances La-Caille en 17 5O desde el Cabo,. el ingles Dunder en 1826 i el aleman Rup1ker en 1828, ámbos desde Paramatta en Nueva Gales del Sur, el fa- (1) Véase Astronomisr;he Beobachtungen ~u Bonn, tomo VIL i .

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=