La Quinta Normal i sus establecimientos agronómicos y científicos : paseo de estudio

-81- buque que lo trasportaba, el gran cometa Donati. «Era un magnífico espectáculo, dice él al mismo diario. El nú– cleo tenia la claridad de una estrella de primera magni– tud, i la cola, larga de 10°, era contorneada de una mane– ra estraordinaria. No pude verlo durante el dia, agrega, aunque la trasparencia del Océano Pa~ífico debió ser mui grande, pues del 30 de setiembre hasta fines de octubre no dejé de ver a Vénus en pleno dia con la vista natural.» Llegado a Santiago, observó Moesta ese cometa desde el Observatario, el cual estaba siempre en la antigua i des– graciada instalacion, .co.mo él llama el Santa Lucía, donde ha sido preciso, dice, dejar hasta hoi ~1 Círculo Meridia– no; pero ya, al fin, agrega, en el mes próximo le será de– signada una coloccwion mas tranquila en el n1;tevo Obser– vatorio». Esto lo decía Moesta en enero de 1860 al Astronomische N achrichten. I habla de colocacion mas tranquila para el Círculo meridiano, porque, en el curso de sus trabajos sobre el telescopio, él ·observó en el Santa Lucía, durante tres años consecutivos, un raro fenómeno, que consistía en una oscilacion lateral diurna del cerro, relacionada con ·el movimiento ·diario del sol, que perturbaba las observa– ciones astronómicas. Años mas tarde·, este fenómeno, que por primera vez había sido descubierto en Chile, se re– producía en el observatorio de Neuchatel, ubicado, como el nuestro, en un cerro, i en este peñon suizo la misma oscilacion se producía por el calor solar. Por esta causa i otras meramente locales, el señor Moesta solicitó del su– premo Gob~erno que trasladase el Observatorio a un local ménos influenciado por el calor del sol ( 1). (1) ·Conviene dejar aquí constancia, tanto de la ubicacion del Observa– torio fundado por el teniente Gillis, como del estado material del cerro de Santa Lucía en la época en que se instaló ese Observatorio. En la nota 1.~ ilust1·ativa, al fin del volúmen, se encontrará esa noticia. 11