La Quinta Normal i sus establecimientos agronómicos y científicos : paseo de estudio
-31- yerba, o a un metro de altura, ya la temperatura al aire libre o bajo techo, como tambien bajo la tierra. De este modo son tomadas en consideracion todas las condiciones atmosféricas dentro de las cuales pueden o no desarrollar- · se los vejetales que se desea aclimatar. Existen, en efecto, allí instrumentos de máxima i de · mínima, que tienen la inapreciable propiedad de fijar el máximun i el mínimun de la temperatura, como los ' ins– criptores modernos, sin que el observador esté pendiente de ellos. Los termómetros de máxima i de mínima qu~ allí existen son en número de ocho. Dispone tambien este observatorio agronómico de un sicómetTo 9-e Robinet, que acusa la humedad de la atmósfera; de un excelente baró– metTo de cubeta, de Fortin; de un pluviómetro; un evapo- 1'Ímetro; un actirnórnetTo para apreciar la intensidad de la luz solar, i de un anemómetro para medir la velocidad del viento; completando este tren de instrumentos la veleta que corona la cúspide del pabellon. Con este material tan .completo de observacion esa estacion agronómica se ha puesto en aptitud de servir no solo a la · agricultura, sino ta.mbien a la ciencia, suministrando sus datos a la misma Universidad. Llama la atencion su adecuada instalacion . N o creemos que pueda ella:.ganar con la traslacion que se proyecta al pabellon Cousiño, tan susceptible, por la na~ turaleza del material de su construccion, (carbon, ladri– llo, fierro i botellas) de mantener el calor o el frio. Ade- . mas los grandes edificios i árboles que lo rodean por todos lados son otros tantos obstáculos para apreciar allí la tem– peratura verdadera de la atmósfera. Los diarios d~ esta capital toman sus datos meteorolójicos de esta estacion, pequeña pero bien montada. Felicitamos al jóven alumno del Instituto Agricofa don Manuel Rojas por su cons– tante e intelijente consagracion a este pabellon meteoro- • 1 lójico.
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