La Quinta Normal i sus establecimientos agronómicos y científicos : paseo de estudio
-178 - inmensa variedad de hora~ distintas que simultáneamente se cuentan sobre la superficie de la tierra, i demuestra con la elocuencia de los hechos la necesidad de unificarlas. Las administraciones de todas · nuestras líneas, para uniformar la hora de las diversas estaciones, han adopta– do, por lo jeneraJ, el término medio de las horas estremas de la línea para reglar· el movimiento de los trenes, in– ~entando así una hora nueva distinta de la local, que po– dría llamarse hora de tal o cual ferrocarril. En ' nuestra línea del sur, por ejemplo, cuyos estremos, Santiago i Tál– cahuano, tienen una diferencia de diez minutos eD; lonji– ,tud, la hora adoptada se halla cinco minútos atras de la de Santiago i otros cinco minutos adelante de la de Tal– cahuano. Pero el arreglo se complica mucho i f>Uede ser causa de fatales consecuencias, si en lugar de ser las vías de corto trayecto o de seguir la di.reccion de los meridianos: ,se prolongan considerablemente en sentid.o tra_sversal a éstos. En este caso, la diferencia de las lonjitudes de sus estremos será mas o ménos grande, i la variedad de horas locales intermedias mas o ménos creci¿la. En una época que nQ debemos considerar remota, las locomotoras atravesarán los Andes i nos po:p.drán en co– municacion inmediata con Buenos Aires, en una estension de mas de 12 grados en lonjitud. Las dificultades crece– rán entónces,, i ia manera de salvarias, manteniéndose el actual estado de, cosas, no podrá seP otra que la adopcion de una nueva hora especial para Santiago i Buenos Aires. Las mismas dificultades se han presentado prácticamen– te i en mayor escala en el servicio de los ferrocarriles en Norte América. A este propósito decia el señor Fleming en el Congreso J éog~áfico de Venecia en 1881: «El guia de los ferrocarriles en los Estados U nidos publica no mé– nos de setenta 1 cmco difer~ntes puntos de partida que 1
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