La Quinta Normal i sus establecimientos agronómicos y científicos : paseo de estudio

-150- siones personales de los observadores». I mas adelante agregaba: «Cuando los observadores, (por algun medio de que desgraciadamente no disponernos hoi en Chile) puedan ob– ~ervar con exactitud la direccion del movimiento, siquiera en tTes o cttatro ptmtos no rntti distantes, una simple cons– truccion gráfica nos conducirá al centro mismo, buscando el punto de concurrencia de esas direcciones sobre la car– ta de la localidad». III Necesidad de adquirir instrumentos seismolójioos Desde 18 7 4 en que emitia el señor V ergara esas justas i oportunas indicaciones sobre la insuficiencia de medios , de observacion hasta el presente año de. 1886, ·se han in- , ventado aparatos automáticos que, por medio de -simples construcciones gráficas, anotan la marcha toda de un tem– blor~ su intensidad, su direccion, su velocidad, su duracion etc., que eran los medios tan anhelados por Reclus, por Perrey, por Domeyko i por V ergara en la época en que estudiaba cada cual este fenómeno. No es posible entón– ces retardar por mas tiempo la instalacion de uná estacion seismolójica provista de instrumentos perfeccionados. Estos instrumentos son de dos clases: los que marcan los rasgos o datos de un temblor, i los que anuncian anti- . . cipadamente su.aparicion. Son estos últimos los inapre- ciables instrumentos que anuncian a Palmieri, en su esta– cion del Vesuvio, las c~mvulsiones de este volean, ajente i testigo eterno del fuego central, de ese cráter terrible que há ya 1965 años sepultÓ a Pompeya i a Herculano, i que hoi se muestra siempre en plena vida i ala1·mante eruj>eion. Chile, este N ápoles del hemisferio aus~ral, se haya tam– bien espues~o a tremendas i fre.cuentes sacudidas de vol-

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