Sujeto social y proyecto histórico en la dramaturgia chilena actual

ni corazón, según comprueban aquellos que lo disectan. (28). La institucionalidad política se condensa en él símbolo máxi­ mo de la democracia representativa: el parlamento, el que se ve desde una sesión de la Cámara de Diputados. Su contrapunto en la sala a oscuras: la grabación de la voz de una mujer p o ­ bladora, que relata la precariedad de sus condiciones de vida, por la que no se interesa ninguna autoridad. No podrían hacer lo los parlamentarios, ya que sus sesiones se pierdan en una retórica de acusaciones mutuas de la que participa por igual la derecha, el centro y la izquierda. „Los dardos se cargan con tra la derecha, que administra el país como un fundo * ¡legislan do a favor de sus intereses privados, 'y en alianza con los yan quis, a quienes califican de "defensores de la democracia y ll bertad en occidente". Finalmente, el ámbito en que debiera ex presarse priviligiadamente el ejercicio de la política como juego de compromisos políticos negociados dentro de una insti­ tucionalidad que asegura el diálogo entre las diversidades, termina en un alboroto caótico de disputas y agresiones físicas y verbales entre los congresales, mientras la mujer reitera que las autoridades no van a su población marginal. Nos encontramos nuevamente con la reiterada crítica al- funcio­ namiento de la democracia y del sistema político, entendido co mo alejado 'de la realidad y necesidades del pueblo. Esto, al término del Gobierno demócratacristiano, cuya principal bande ra fuese la incorporación de los marginados a la sociedad. La reivindicación sigue entonces abierta, luego del juicio al sis tema de ! que no se salvan los políticos de ninguna tienda. La agresividad del mundo político se reproduce en el del depor te y al interior de la escuela, donde los niños pelean por la diferencia entre la m y la n. Pero en la juventud, no sólo existe la violencia, sino que también es posible descubrir el amor ante el pizarrón. Con este único sentimiento cálido has­ ta ahora, termina el primer acto. (28) Es interesante la forma en que se resuelve la transición entre estas dos situaciones: el ruido del tráfico y sonidos callejeros. se (convierte en una sirena de ambulancia que paulatinamente se funde en un latir de corazón. Los comensales de la familia se han transformado en médicos y enfermeras, que imitando el rito reciente de pasarse los sa leros y panes se pasan los bisturíes, para ver qué hay dentro del comensal "extranje­ ro": nada.

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