Sujeto social y proyecto histórico en la dramaturgia chilena actual

"Tres noches de un Sábado" de Ictus, aún cuando se estrena en 1973 cuando la tensión política está en su momento más -álgido.« no toma partido contingente en ella. En medio de la crisis y de la confrontación,, toma una distancia serena en la medi da que busc a los elementos más estables y aefinitorios de las sub- Culturas existentes en nuestro país: la correspondiente a la burguesía, a las ciases medias ligada a la burocracia estatal y a los trabajadores de sectores populares. Estas clases no se ponen directamente en relación conflictiva, sino más bien se ponderan unas en relación a otras al ubicarlas en un friso, de velándolas según su comportamiento en relación a un tema común. Este tema, olvidado por la mayoría de la dramaturgia del pe - ríodo, se propone como capaz de definir al hombre según cómo establece sus relaciones humanas; en este caso, las de la amis tad y el amor. En esta cu al ifi c a c i ó n , está implícita una perspectiva que atra viesa la visión de mundo del período. A la burguesía se la v i ­ sualiza como deshumanizada, incapaz de comunicarse y de vivir plenamente el amor; es la frustración, el coitus-interruptus en medio de la abundancia. Las clases medias recogen esa de­ sesperanza y falta de oportunidades que merodeaban "Tres T-'is tes Tigres" y "La Niña en la Palomera", de vidas truncas, de chaqueteos y competencias, de la persecusión del sexo como u- na compensación momentánea y machista, salpicados de lealtades, sinceranientos emotivos, sentido de amistad. Finalmente, las "clases populares", más directas y honestas, más simples en sus aspiraciones y gozos, más capaces de dialogar, comprender y compartir; de trocar una aventura amorosa en una búsqueda del amor más duradero, del amor por los niños dentro de la di ficultad de establecer una familia regularmente constituida. P o s e e n la valoración por ciertas instituciones sagradas, como el compadrazgo surgido de ser padrinos de un bautizo. Así, mediante un estilo realista, más distanciado e irónico en el tratamiento de la burguesía, más costumbrista y afecti­ vo en la medida que se acerca a los sectores populares, la in tención comunicacional resultante no es la denuncia sino el reconocimiento, no es la crítica sino la aceptación de los do lores, debilidades y valores de cada cual. Así, agrega a su mirada analítica que califica y distingue, aquella que afirma una cualidad cultural que se siente "típica" y propia, que tras ciende la situación de enfrentamiento político, y que permiti

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