Notas sobre autoritarismo y lectura en Chile
el caso que cualidades no percibidas antes como estéticamente significativas llegan a serlo, y otras que antes lo eran pier den relieve. La mutabilidad del objeto estético estaría así vinculada no a cambios en el texto (que permanece fijo) sino a transformaciones en el proceso de lectura, y en el rol que desempeña esta actividad en cuanto conforrnadora de sentidos. Aún cuando el rol activo de la lectura opera con respecto a todo tipo de textos (históricos, periodísticos, etc.), dicho rol es especialmente activo en relación a los textos litera rios. La obra literaria es una construcción de mundo esque mática, en la medida que objetos, personajes, acciones y la representación de su objetividad están puestos en el texto de manera incompleta. Las representaciones lingüistica-litera rias son en este sentido considerablemente más ambigüas que las visuales. El lenguaje escrito — a diferencia de la per cepción que se da de modo global y al instante— está inser to en un transcurso temporal que le confiere una permanente parcialidad. En toda obra hay ciertas determinaciones que están representa das (por ejemplo, sabemos que Don Quijote es largo, flaco,etc.) y otras que no lo están, y que operan por lo tanto como inde terminaciones que el lector debe completar (¿es un loco, un sabio, un santo?). Es propio del -texto literario la exigen cia de un lector que actualice o complete la obra. La partí cipación del lector actualizaría no sólo direcciones de sen tido ya previstas en el texto sino támbién otras que no lo e tán. Nuevas lecturas alterarían además la ponderación de el mentos significantes. Partiendo entonces de algunos rasgos j(D iw
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