Notas sobre autoritarismo y lectura en Chile

parte de un sistema de inclusiones y exclusiones, y está por ende marcada por el momento histórico en que se realizó. Ha­ bría sido sin duda una lista muy distinta si hubiera sido rea lizada en los anos de negación o de mesianismo fundacional. Conviene señalar además que junto con la segmentación a que aludíamos hubo otra que se dió en forma más tajante durante las primeras etapas del régimen, dos referimos a la división entre una cultura oficial y un campo contestatario, subalter­ no y relativamente marginal(21). De este subcampo disidente — que contaba con !'su" público ''orgánico"— provendría por e- jemplo Anteparaíso de Saúl Zurita, cuya inclusión entre los libros de la década estaría indicando que en la tercera eta­ pa algunas de estas obras logran romper el "ghetto" y asomar se al público rnás general. El estrechamiento, la menor diversidad y la segmentación ideo­ lógica del público lector, junto -con un código de lectura su­ bordinado a los medios hegemónicos o a la cultura de masas, son algunos de los aspectos que revela la lista. Se trata de aspectos que complementen y que en cierta medida son coneren- tes con las presuposiciones colectivas que tipificábamos con respecto a la lectura de Weruda. Digamos por último que si en estas notas indagatorias acerca de autoritarismo y lectura en Chile, hemos sobreenfatizado el campo de las direcciones colectivas y supraindividuales, es precisamente debido a que en un régimen de este tipo la sociabilidad se caracteriza por (21) Véase al respecto José Joaquín Brunner, Cultura y crisis de hegemonías, Documento FLACSO, Santiago, 1984.

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