Notas sobre autoritarismo y lectura en Chile

2. La segunda objeción se refiere al supuesto de lecturas comunes, o si se quiere de una comunidad homogénea de lectores. ¿No habría que hablar más bien de una gran hetero­ geneidad y de una segmentación entre los lectores? Precisa­ mente nuestra nipótesis es que la verdadera heterogeneidad de lecturas se posibilita en un espacio en que se de una dispu­ ta de sentidos, un espacio democrático en que la imbricación de los distintos contextos que inciden en la recepción no es­ té funcionalizada por el peso unilateral de uno solo de esos contextos. Podría argumentarse que las lecturas que hemos ti pificado en cada una de las etapas, no son las únicas posi - bles... de acuerdo... Canto General, por ejemplo pudo ser leí do --en el contexto del fracaso de un proyecto político— co mo un poema altamente retórico;habría que agregar, sin embar­ go, que las condiciones de posibilidad de las diferentes lee turas dependen precisamente de su relación con la orientación general tipificada. Para decirlo mediante una metáfora: es posible que hayan lugares (o lecturas) totalmente o s e m o s , o tros sombreados, otros semiclaros y otros completamente ilu­ minados, pero no son lugares heterogéneos en la medida en que su "ser oscuro", "sombreado", "claro" o "iluminado" depende­ rá en cada caso de su ubicación y relación con respecto a un mismo y único foco de luz. 3. La objeción que concierne a la insuficiencia de datos empíricos es, en el caso de estas notas, justa. A es ta carencia se debe su carácter más bien, especulativo y en- sayístico, basadas en no pequeña medida en la introspección. Más que en certezas fundadas nuestros argumentos son por lo tanto hipótesis de trabajo u orientaciones que requerirán en el futuro ser corroboradas, completadas o desechadas. El

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