Congreso nacional de arquitectura y urbanismo
a.propia·das puedan permitir- que con ~yuda de- la misma se recup.ere!l tanto tiempo perdido y tantos errores no ~umer.dados. Desde luego cabe observar que Santiago en e,.1anto a ca:eita:i. de la República, no está política y corre0~amen·!:::e constit1uda en lo que a su organización comunal se refie r e. Iroy- •Jn dia e s un ·conglomerr1do de MUnicipios can mayor o menos importancia~ que distribuidos sin orden ni concierto ttpar~cen adr.-.:iuistrando las di versas poroione s del territorio de la 08.1pital, sin relación algu~= na entre sí., cua.l si se tratara de verda>deros r-~incipados fe1.lda.;. les o de l&janos países; jamás la cuidadosa eJfperienc.ta local 1·e– cogida. por algu'loS de e ·llos, ha sido as:t1·ni~da o aprovechs.da p·Jr el vecino; ni los quebrantos y dificultades por que ha - atrn.v~s~1o otro han tenido en el restoel menor amparo. E'1 con·cinuo y · siste .• m4tico cambio de hombres a la cabeza. de cada Mullici¡;i o , ha E~.g!"it .• vado el mal y, por final resultado, se ha privado a nuestr-e. gran capital de esa magnífic$1. tradición de conjunto que deb i ó ser ~ y:– habrá de serlo en lo venidero, la base indj sDensa:ble de su futuro engrandecimiento. Mientras ésto no ocurra., su pl~ogreso será len– to, desordenado, anémico en muchas partes, exagerado o precario en otras; y en medio del todo, campeando inút~_]Jtlente una preten– ciosa y estéril concepción de autonom!a e independencia de cada uno de estos MUnicipios. con lamentable olvido d& que todos· son simple s pa i'"te; s componentes de un mismo cuerpo que .a cada uno ard,.•. ma., d&. v.ii! tit y bienestar. E s r.s .n ti:ago un solo cuerpo orgánico ya formado así por la propia: mfl.no del hombre; resultando una. incongruencia. ~nifiesta -– el continuar manteniendo eaprichosas divisiones que· no ticacu ju~ tificac::i.6n precisa alguna., como no sea la de una rutina pe:..·judi– cial y hasta estrafalaria. Bajo otro p~"'lto de vista, y ~11:1 que en cier~o modo la Cbns– titución que hoy nos rige lleva .el sello de sabias exper5.encias, como de nobles propósitos para el porvenir, podemos suponer au– tori~d~ente q11e 1~ que de ellas sea apliceble & todn actuaci0~ ciudadana, es sat:o i :1tento; así tenemos 1:;~. fenecida rotatiV:l mi– niste'l"ial como u..'I'J.o de los casos más demostrati·.ros de lo malo o pé 3imo que abolió la nueva carta; por consiguie:ate· el ejemplo de– su esterilidad debe pesar con igual fuerza cuando aplicándolo pensamos, como ya está. dicho, que los Jefes toc~les de ln.s Comu– nas de lo. Capital debieran quede.r también ~ntos de todae cla.s& de cambios y de tod~ influencia que no sea la de su más efie~z y mejor labor O..dministrati~. Ahora bien, pa¡ra abarcar por u~ ~rte la idea de la perma– nencia je estos Jefes y por otre. a.segura.rse que ¿e. su acción y apti tt. 1.des s¡¡:;~j ~4t esa indis-p<ensable tradición de conjunto a que hemoS< alud5.do) ¡::ÓJ.o c-aca procurar dentro de :to.s métodos modemo~ ·
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