Congreso nacional de arquitectura y urbanismo

- i .8ti - dad Pública" - (:l)' fue ron dos motivos que las primeras leyes de expropiación pusieron al IMrgen de su sistema. "Andando el tiem– po sobrevino un ensanchamiento paulatino del concepto de utili - dad pÚblica, y no sólo las vías de comunicación, los abastecí - mientos de agua, suministros de 1~~ y ensanches, constituyeron motivos de expropia ci6n, sino la higiene, la cultura y la in - dustria, entre otros intereses <?electivos"·. "'Empero, la. discu - sión sobrevino a propósito de las obrus de ornato, característi– cas de las grandes ciudades a~tuales. Puede, acaso, admitirse la expropiación de inmuebles por motivos de embellecimiento? Soto y Ardid (2) escriben a este prop6sito: "Problema di - f~cultoso es el de ln equiparn.ción del ornato p~blico a la. utili-. dad generül, pues sabido es de todos cuanto influyen en la vida moderna las condiciones de belleaa de todo. clase de objetos. No;.. sotros, reconociendo el v.nlor de l?s razonamientos en que pudie– ra apoyarse quien creyera que el o~to público pu~de ser moti– vo determinante de la e~~ropiación, creemos que en esta delica– da 1mteria imporla mucho no ampl5.n:r e:x;-:eesivamente el concepto de la ut5_lidr...d ¡ublica puro. ·no ~"Uer en un ~ocial.ismo prá ctico, oomo dice el señor Tort y Matorell~. ~~ás la tendencia contraria • dice Garcia Oviedo - ha lle– gado a ser la tendencia trim1fadora en nuestros días. Las exqui– siteces y el re~inamiento de la -vida moderna, el desarr~llo del buen gusto en todos los órdenes, han hecho del embelléci.llliento de laG ciudades un podet·oso motivo de utilidad pública. Los en– sanches en las g1~nQes ciudades ceden, sin duda, con preferencia a · razones p rá etieas de tráfico y de higiene; mas, el motivo de ornato se ofrece con demasiado relieve entre los que moderna - mente detervñ.nan dic:1e.s obras. Y es que, como dice Wagner (S) si se pj.enca e.n el efecto e~tético de estos embellecimientos so bre la población, sobre su sentido artí:o;tico, ·sobre su gusto; - si Se piensa que este efecto, generalmente favorable, ennoble– ce y es fuente de arte y de trabajo, se puede fácilmente justi– ficar _como causas legitimas de expropiao ión"·. ".hlgt.mos auto:t•es consideran el lado histórico de este~--pro­ blema. No-Lables son, a este propósito, es•s palabras · de ~ntj: " Puede decirse, e~ctamente~ que las obras de s~~l~ embelle– cimiento no p1leG.en tener una utilidad pública real? He ah:í una cuestión de economía poH.tica cuya solución es clara, dado el • • , - . -~ .:! . . ... 4 · ..... r • . • , , .' •" ,·. ;;.·.- :::., ~ .... - - ... · --·-·-·-~-··-··~-- .............. -- . Ma ·1rid .- 1!9'27, pág 66. Estudios sobre eXpropiación forzosa. Cita de la misma obra, pág. 66. Les fondamentes de l•Econo.mie politique.- Faris, 19l~,Vol v:

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