La Catedral de Santiago de Chile: estudio monográfico

De su viaje desde España a Chile ·nos habla el distinguido biógrafo de Toesca, don Roberto Toro y Toro, en las siguientes líneas: "En un rápido viaje alcanza a la capital de México, donde admira las obras de su antecesor, llenas de esos perfi– les del renacimiento y filigranas platerescas, a la hechura clásica, que un Juan de Herrera instituyó. Verdad que no tienen el mérito de ser novedad en medio de una recia arquitectura india". "Conoce luego a Bogotá con su magnífica catedral de Santa Fe, que levantara otro paladín de la construcción: Juan Vergara". "Llega a tierras de Incas. En Callao lo sorprende el espíritu de aquel extremeño, palpitante en los giros del fuste. Igual cosa sucede en el Cuzco al contemplar la catedral, y en Lima, la opulenta ciudad de oro; rinde un último homenaje de admiración al colega perdido ya en las sombras de la Casa Real". "El primer día del año Toesca conoce el cielo chileno. Su llegada a Santiago de Chile no tiene el aparatoso recibimiento de los enviados del rey, aunque lo es efectivamente. Dos personas, acaso las más importantes del reino, auspiciaron su venida y ahora lo reciben entusiastamente; el obispo Manuel Alday y el gober– nador Agustín de J áuregui, empeñados en realizar las dos construcciones más gran– des de la Colonia, la Catedral y la Casa de Moneda, respectivamente" ( 1). Otros opinan, sin embargo, que don Joaquín Toesca -vino directamente al reino de Chile y destinado ya en principio a la obra de la iglesia Catedral. Encontrándose ya en Santiago, dada su fama, calidad y peso de sus títulos, optó el pre idente Jáuregui por encomendarle lo referente a la Real Casa de Mo– neda. Respecto a las visitas a México, Bogotá y Cuzco, la consideran como muy hipo– téticas. Referente al proyecto de Toesca para la Catedral, dice el señor Toro y Toro: "Sori los planos, cálculos, detalles y demás elementos de un proyecto, por el cual vino especialmente contratado, el de la iglesia mayor, los que definen su arte y destino: Cinco planos hay en aquel año de 1780. El primero representa una planta que mide ciento veintitrés varas castellanas, medidas desde la cuadra pos– terior de la plaza mayor -hacia el poniente- hasta la misma línea que ocupa el muro diestro de la antigua catedral, la reedificada después del terremoto de 1647 e inaugurada 40 años después". "La fachada principal en la plaza mayor tiene diseñadas tres puertas, una grande y dos menores. La figura tan r~cortada de las entradas, denota movida silueta para el frontis. Los cuadros contiguos a las puertas menores corresponden · a las bases de dos torres y por lo tanto sus plantas son cuadradas". "Las torres en una y otra esquina se alzan· atrevidamente hasta alcanzar las 83 varas que es la altura que separa las cruces de remate de la tierra firme, donde descansa el zócalo. robusto". Sin embargo, el distinguido escritor agrega más adelante, al describir la fa– chada principal: "Quizás sea en el cornisamiento donde exista cierta despropor– ción; el friso es alto y dominante sobre el arquitrabe y bajo la cornisa". "Prudente arbitrio ha tomado el arquitecto al proyectar la cornisa poco vola– diza. El peligro de los temblores tan fuertes y frecuentes y,la no muy buena calidad de la piedra aconsejan esta prudencia (2) . Parece extraño, sin embargo, afirmar que el arquitecto tomó prudente arbitrio al proyectar la cornisa con poco voladizo, a causa de los movimientos sís~icos, mientras por otro lado se da a las torres una altura de 83 varas, que podna ser ( 1) ~Toro y Toro: Toesca, ensayo sobre su vida y obras, Boletín de la Academia de la Historia, ano II, pnmer semestre de 1934. NO 3, pág. 132) . · (2) (Toro y Toro: Toesca, ensayo sobre su vida y obras; Boletín de la Real Academia Chilena de la His\oria, .año 11, 1934, N• 3 17 , •

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