La Catedral de Santiago de Chile: estudio monográfico

segundo obispo fray Fernando ele Barrionuevo, un terremoto redujo a escombros lo construído. Gracias al entusiasmo e iniciativas del tercer obispo, Fray Diego ele Mede– llín, la capital vió muy pronto alzarse su nuevo templo. Este, a juicio de don Ignacio Víctor Eyzaguirre, resultó una verdadera obra de arte. Dice el señor Eyzaguirre al referirse a él: "continuó construyéndose hasta principios del siglo diez y siete la Catedral, cuya dedicación celebró Fray Diego de Medellín... Ocupaba este suntuoso edificio el costado occidentaL 1 de la Plaza del Rey; su pórtico hacía frente al norte (actual calle Catedral)". "Tenía tres naves construídas de piedra de sillería, y además de éstas, algu– nas capillas hechas de adobes, que se comunicaban con las naves laterales por medio de arcos" . "En la catedral limeña se observa idéntico sistema que presta mucha como– didad y hemosea los altares; las rejas de madera colocadás en estos arcos, de un estilo marcadamente hispánico morisco, dan a estas capillas un ambiente de mis– terio". "Fué indudablemente aquel edificio construído en pleno renacimiento, orgu– llo de Santiago". · Hay constancia de que ya en aquel entonces la iglesia contaba con una campana que· fué adquirida en el año 1551 por la suma de ciento . veinticinco pesos. Para ubicarla se. encomendó al cantero Juan de Lezama la construcción de una torre donde tendría que ser colocada. La torre, según se estipuló, iba a ser de albañilería de piedra. Sin embargo, el año 1591 y por orden 9el padre mayordomo, dicho trabajo le fué quitado al referido Lezama, por estimarse que se hallaba "tan viejo y decrépito que ya no está para género de trabajo, ni para cosa alguna, por lo cual ha determinado hacer la dicha torre ele adobes". El citado templo fué el que dió su nombre a la actual Catedral. Sin embargo, la vida de esta iglesia, pese a su magnificencia, no sería muy larga. En efecto, el lunes 13 de mayo de 1647, a las diez y media de la noche, hubo un espantoso terremoto que arruinó por completo a Santiago. Era obispo de esta diócesis don Fray Gaspar de Villarroel, y gobernador del reino don Martín de Mujica. De las tres naves de la Catedral, tan sólo la de en medio, gracias a la cons– trucción de sus arcos, quedó en pie. Las dos naves laterales fallaron, sin duda, por haber sido terminadas de adobes. Dice Fray Gaspar de Villarroel, refiriéndose al desastre: "Tiene tres naves de piedra, y la del medio de unos arcos hechos de forma tal, que se pudieron oponer a tan horrible temblor; quedaron todas en pie; y como no desmintieron un punto, sustentaron todo el enmaderamiento; cayeron las dos naves, porque de esta tierra obligó a que se acabasen de adobes. Faltaron seis estribos, o seis montes hechos a mano; rompiéronse las piedras, y como el temblor no las pudo descansar, las hubo de partir. Vóló gran parte de ellas, como pudiera la bala en un cañón de cruxía (puente de una galera) : cayó en medio del patio del obispo, como si la tiraran a manos..." "La sacristía que edifiqué desde sus fundaciones despedida la texa toda, y mucha de la madera se rajó por mil partes, cayendo algunas pinturas que traje yo de Lima y parte de ellas salió hecha pedazos, y causando este estrago los ma– deros: En conclusión salió la pérdida de este templo más de 30.000 ducados; y la que queda en pie se podrá obrar con 40.000". Correspondió al obispo Fray Gaspar de Villarroel la tarea de reconstruir dicho templo. El prelado, personalmente, incitó a los fieles a levantar la iglesia. El mismo colaboró en forma activa y ,directa, cargando adobes para dicha cons– trucción. Más o menos transcurrido un año y medio de iniciados los trabajos de re– construcción, Santiago contaba con un templo provisional, bastante modesto y 13

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